istóricamente el ser humano se ha organizado por pares, y por eso de garantizar la supervivencia de la especie, habitualmente por pares heterosexuales. Este método aburrido de mantener los dúos tiempo prolongado, sino por toda la vida, se ha visto históricamente animado por visitas coyunturales de terceros a las parejas estables. La tercera persona a veces desestabiliza el dúo, incluso lo quiebra, pero muchas otras, superando viejos prejuicios y al ser la presencia ajena una alegría temporal en la aburrida vida de algún miembro del par, la refuerza. Ahora bien, si el intruso temporal decide retozar también con la otra parte, el asunto pasa, salvo que los tríos les pongan, de diversión a infierno. PP y PSOE siempre han entendido que su alternancia conforma un par estable ideal, especialmente para ellos. Cs apareció una noche y se lio con PP, resultando un divertimento temporal, hasta que ha querido liarse también con PSOE en el lupanar de Murcia. La promiscuidad del tercero acabó con la estabilidad de la pareja, se ha montado un sindios que ha deshecho el par originario y los jefecillos de cada tribu quieren formar parte de la nueva pareja en Madrid, el ombligo de España para los españoles partidos. Dña Ayuso se promueve como jefa de la derecha y lucha contra todos, incluidos los suyos, mientras D. Iglesias busca ser líder de la izquierda, hijos huidos del hogar incluidos. El nuevo dúo confrontaría en la calle para acomodar un nuevo equilibrio de reparto de poder, en el que ganan los que se casan, mientras los demás se quedarán en damas de honor. Visto el lío montado, con salidas del hogar de Moncloa para intentar retozar en Sol, fugas para arrejuntarse con otros y multitud de trapacerías, todo parece indicar que ni pareja ni trío ni leches, aquello termina en orgía madrileña donde todos dan pero también todos reciben. Más engorroso pero mucho más divertido.