Arreglar el mundo en este momento de pandemia, eso es lo que necesitamos urgentemente. Recuerdo un cuento que me contaron hace mucho, para poder llevarlo a mis clases de lengua. “Sucedió, un día que un científico vivía preocupado por los problemas de salud del mundo, estaba resuelto a encontrar remedios para aminorarlos. Iba de aquí para allá, todos los días en su laboratorio, hasta que un día, su hijo de siete años se coló en su laboratorio, invadió su santuario, dispuesto a ayudarlo a trabajar.El científico, pidió al niño que se fuera y le dejara trabajar; viendo que era imposible, encontró una revista donde había un mapa del mundo, tomó unas tijeras y recortó el mapa en pedazos y con un rollo de cinta adhesiva se lo dio a su hijo, diciendo: mira es un rompecabezas del mundo, te lo doy roto para que tu lo arregles, pero sólo sin ayuda de nadie. Pasadas unas horas, el niño llamó a su padre, ya hice todo, conseguí terminarlo. El mapa estaba completo, todos los pedazos en sus lugares, ¡cómo era posible! Le preguntó al niño como había sido capaz de hacerlo. Mira, cuando lo cortaste vi que detrás había la figura de un hombre, así que di vuelta a los recortes y comencé a recomponer el hombre, que si sabía como era, cuando conseguí arreglar al hombre di la vuelta y vi que había arreglado el mundo”. En esta pandemia sanitaria tal vez debiéramos darle la vuelta, para salir vencedores arreglando primero al hombre.