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Bog@ndo por la red

La vida loca

Ser antifascista es mejor que ser fascista. Ser coherente también es mejor que ser fascista

La vida locaEFE

Este tipo tiene acceso a un botón nuclear

Donald Trump ha asumido esta cruzada como suya: “Las autoridades sanitarias de EE.UU. alertarán sobre una relación entre el uso de paracetamol en el embarazo y el riesgo de autismo en niños”. “Creo que hemos encontrado una respuesta al autismo”, ha dicho el propio Trump, adelantándose a “la recomendación de un fármaco llamado leucovorina como tratamiento contra el autismo”. Vaya, como si alguien quisiera vendernos algo… En Science Media Centre han recopilado varias reacciones profesionales negando la relación que ha afirmado, ya para siempre, el gobierno EE.UU. con su presidente al frente.

Mira, tú, no

Del mismo modo que en Euskadi algunos quieren lavar su pasado fascista con el asesinato de 65.000 personas a manos del gobierno y el ejército israelíes, otros quieren lavar su imagen de intervencionistas denunciando muy alta la censura de Donald Trump hacia periodistas como Jimmy Kimmel. Yo, desde luego, no me dejo: me parece de un cinismo monumental que en Diario Red, el digital que dirige Pablo Iglesias, aprieten los puñitos cuando diferentes voces (y veces) en Podemos han abogado por un control de los medios de comunicación. Ser antifascista es mejor que ser fascista. Ser coherente también es mejor que ser fascista.

La vida loca

Según The Objective, “Ábalos presentó al PSOE 800.000 euros de gastos para ‘complementar su salario’”. Durante sus últimos 30 meses como secretario de Organización habría presentado cerca de 27.000 euros mensuales”. En la exclusiva que dicen manejar este digital aseguran que “el partido habría sido utilizado como herramienta para blanquear capitales”. Cómo no, “la persona que presentaba esos gastos en nombre del ministro era Koldo García”. En resumen, en The Objective hablan de “una operativa que describe una presunta financiación ilegal del PSOE” Pero mi frase favorita es: “Ábalos siempre se quejaba de que no tenía dinero”.

Pero tú separa la basura

Europa ha quedado retratada en la foto de la invasión rusa sobre Ucrania, y en la inacción contra Israel, pero también en la urgencia climática que, más allá de la atrocidad de la guerra, vivimos: “El mundo sigue abrazado al carbón, el petróleo y el gas: los grandes productores planean sacar más, no menos. Estados Unidos, Rusia, India, Arabia Saudí o Brasil extraerán hasta 2030 más del doble de combustibles fósiles de lo que permitiría limitar los peores efectos de la crisis climática: lluvias torrenciales, sequías o grandes incendios” (El Diario). Eso, sí, a buenistas y a separar la basura no nos gana nadie.

También tenemos lo nuestro

Los vuelos baratos, Airbnb, Glovo, y las compras on-line, son las “comodidades” que están destrozando nuestro planeta, nuestra sociedad y nuestros umbrales éticos. Somos peores personas y peor colectivo humano desde que hemos instalado en nuestras vidas estos falsos avances que nos obligan a cerrar los ojos ante nuestro propio impacto, facilitando que neguemos nuestra participación en lo peor que nos pasa. “Los españoles devuelven una de cada cuatro compras en las tiendas en línea” (El Imparcial). ¿Cuál es el impacto medioambiental de esta “comodidad”? ¿Por qué no nos paramos a pensarlo ni un segundo?