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Apagón parlamentario

Provoca desaliento tragarse la comparecencia del presidente del Gobierno en relación al apagón y las intervenciones de buena parte de la oposición y quedarse con la misma desorientación que antes de dicho trámite parlamentario.

No sé si con legitimidad o no, el presidente del Gobierno se parapeta en la complejidad de desentrañar las causas del apagón. Afirma Pedro Sánchez que la Comisión Europea va a tardar seis meses, nosotros esperamos tardar menos en descubrir si las causas derivan de un ciberataque o de causas técnicas. Por lo que se ve requieren analizar millones de datos y episodios que se produjeron en microsegundos.

De la oposición de la derecha nada nuevo bajo el sol que alimenta las fotovoltaicas. Su argumentario se resume en solicitar por enésima vez la dimisión del presidente del Gobierno, en algunos casos se raya en la desvergüenza atribuyéndole responsabilidades hasta en todo lo relativo a la dana de Valencia. Algún partido olvida quién es el presidente de esta Comunidad y hacia dónde van derivando las responsabilidades judiciales.

Ya hemos comentado que la ansiedad de la oposición de derecha y extrema derecha en solicitar la dimisión de Pedro Sánchez y sus ministros (algún día a alguno de estos se le caerá un plato y si se rompe solicitarán su dimisión) se está convirtiendo en la propia causa de su estancamiento electoral.

Realizan una política más coherente y más digna grupos como el del Partido Nacionalista Vasco, que intentan buscar equilibrios parlamentarios casi imposibles para mantener una razonable gobernabilidad que también afecta a Euskadi.

A mí me han explicado personas de una prestigiosa ingeniería de Euskadi las causas que ellos consideran que provocaron el apagón. No puedo presumir de que las he entendido correctamente pero parecen verosímiles y técnicamente correctas.

Me explican lo siguiente:

Las turbinas asociadas a generadores síncronos, entre las que están, nucleares, térmicas, ciclos combinados, e hidráulicas, disponen de “regulador de velocidad” asociado al “control de estatismo” cuya función es aportar la carga necesaria para mantener la frecuencia de red en 50 ciclos/s (en particular las hidráulicas que siempre están conectadas al control de estatismo).

Todas las anteriores aportan “estabilidad al sistema”.

Las fotovoltaicas y aerogeneradores no son máquinas síncronas y se acoplan a la red eléctrica mediante inversores. Estos generan “armónicos” que, a pesar de sus filtros, se introducen en la red y distorsionan la “onda sinusoidal” que sin profundizar en más detalles, provocan sobre calentamiento de las fases y especialmente del neutro, que en función del número de unidades acopladas pueden hacer actuar la protección por magnetotérmico.

También, estos armónicos, provocan fugas entre fases y tierra, que pueden actuar su protección. 

Segundos previos al “cero energético”, la red eléctrica funcionaba con una carga del orden de 25 GW y se produjo el disparo de unos 15 GW asociados a las fotovoltaicas (según gráficos de demanda/oferta de Red Eléctrica).

En ese momento no había “suficiente colchón energético” porque de los 8 reactores nucleares, solamente estaban funcionando 3 (debido a los grandes aranceles, que no los hacen rentables). Además, estaban paradas prácticamente todas las hidráulicas, para poder meter en red el máximo número de fotovoltaicas.

La pérdida instantánea de 15 GW ante una demanda del orden de 25 GW, provocó un descenso de la frecuencia de la red eléctrica por debajo de los 48,5 ciclos/s a los que, mantenidos breves segundos, se produce el disparo automático de toda la red eléctrica por protección de la misma y de todos los motores y equipos que cuelgan de ella.

La razón del deseo de acoplar a Red Eléctrica el máximo número de fotovoltaicas y de aerogeneradores obedece al llamado “coste marginal”.

Este coste marginal, que nada tiene que ver con el coste marginal de la microeconomía, y que establece que el precio de oferta es el de la última unidad acoplada, que si fuera un ciclo combinado puede superar los 50 €/MW y automáticamente, todas las fotovoltaicas cobran ese precio cuando el precio de coste de las mismas es del orden de 1 €/MW.

A fecha actual, están los operadores eléctricos (Iberdrola, Endesa, etc.) Red Eléctrica y el Gobierno en constantes reuniones, según dicen para encontrar la causa que justifique el apagón, lo cual manifiestan que es “muy difícil”.

No puedo otorgar ni quitar razones ni a nuestros ingenieros ni a los representantes políticos, aunque he de reconocer que me fío más de nuestros ingenieros, pero si puedo lamentar las graves carencias de los debates parlamentarios. La lucha por el poder no debería encubrir causas técnicas objetivamente complejas.

La verdad es que este Gobierno no ha tenido suerte ya que ha tenido que sortear pandemias, erupciones volcánicas, incendios catastróficos, danas y además otras circunstancias que derivan de la poca beligerancia en la lucha contra el cambio climático.

El Pacto Verde Europeo tiene como objetivo crear una Europa más limpia, más saludable y climáticamente neutra, transformando el modo en que producimos y consumimos, pero ni todos los países que lo han suscrito ejecutan las mismas medidas medioambientales y la extrema derecha lo ha convertido en uno de los objetivos de la llamada eufemísticamente batalla cultural (la locución cultural quizás resulta un tanto presuntuosa).

Desafortunadamente, tampoco ayuda a reducir la crispación política la lentitud de la Administración de Justicia, que apertura numerosas diligencias informativas, instrucciones sumariales que parece que nunca terminan de concluir (es curioso cómo el juez Peinado está encontrando permanentemente nuevos indicios que le permiten ampliar el ámbito de su instrucción) que no terminan de depurar si existen responsabilidades que puedan atenuar la tensión voltaica del debate. Esperemos que esto acabe algún día.

Jurista