Euskadi gara, mundialak gara ha sido el lema de este recién último Aberri Eguna 2025 de mano de EAJ-PNV y celebrado ayer en la Plaza Nueva de Bilbo con la novedad del estreno del nuevo Lehendakari Imanol Pradales y el nuevo, también, Presidente del EBB Aitor Esteban. Ha sido la 93 edición desde 1932. Esta celebración tuvo un previo, el viernes 11, en el Kursaal de Donostia, donde se abogó de manos de EAJ-PNV y EH Bildu por avanzar en la futura posibilidad de un Aberri Eguna conjunto entre fuerzas abertzales.

Estimo, pues, que ojalá estemos vislumbrando tiempos nuevos, luces largas y futuros más compartidos, lo cual no me impide fijar la mirada hacia atrás, a hace ya un cuarto de siglo largo cuando reflexionaba en su día sobre un futuro con más y mejor autogobierno.

Después de leer con esmero y consideración el manifiesto de EAJ-PNV con motivo de este Aberri Eguna y escuchar ayer en directo, con atención y cinco sentidos las novedosas, y clásicas, ilusionantes pero ponderadas, y brillantes por lúcidas intervenciones de Imanol Pradales y Aitor Esteban, me reafirmo pues en volver a pensar en alto y reiterarlo así negro sobre blanco. Pura actualidad.

Euskadi gara, mundialak gara

Así decía entonces: “El tren de la reivindicación del derecho a decidir, del reconocimiento de una identidad propia y de soberanía compartida que propugna una parte muy importante de la sociedad vasca no se va a detener porque se mire hacia otro lado. Ausencia total de la violencia, respeto con el discrepante, foros de diálogo, puntos de encuentro, consulta popular, pacto con el estado, respeto a lo construido hasta ahora, búsqueda de puntos de encuentro, tolerancia con el otro, aceptación por todos de la voluntad mayoritaria de la ciudadanía vasca y de su derecho a decidir. Palabra, respeto, razones y urnas”. Esas fueron, hace 25 años, las claves de la declaración del Lehendakari Ibarretxe en el Club Siglo XXI de Madrid el 23 de Marzo del 2000, titulado Euskadi-España ante el Siglo XXI. Un punto de encuentro para convivir, cuando propuso un pacto de estado que permitiera un nuevo marco basado en los Derechos Históricos. Claves que se concretan en afirmar que el camino a recorrer pasa por reconocer la autoridad de la sociedad vasca para definirse a sí misma estableciendo una relación de convivencia con el estado basada en la libre adhesión y en el respeto mutuo. Nadie debe abjurar nada por compartir mesa, ni partidos de ámbito estatal abandonarán lo que creen entender por España, ni a partidos nacionalistas se nos sugerirá que dejemos de serlo. Nacionalistas, pues, de naciones con y sin estado.

Desde sectores de opinión y fuerzas políticas ha habido un discurso tramposo al achacar al nacionalismo vasco “el vivir fuera de tiempo, el resistirse a ocupar su lugar en el desván de la historia”, al ser el nacionalismo un fenómeno decimonónico “que perdió su batalla en el tiempo, su oportunidad histórica de constituirse en Estado cuando lo hacían los demás nacionalismos de la mano de las burguesías nacionales en Europa”. Pero la historia ha demostrado que lo arraigado resiste más allá de las descalificaciones y manipulaciones ideológicas, pues el nacionalismo sigue siendo, para “bien-mal”, un fenómeno universal-cercano en el tiempo, todos en distinta graduación “son-somos” nacionalistas, vascos, catalanes, gallegos, españoles, irlandeses, escoceses, galeses, ungleses, rusos, saharauís y marroquíes, franceses y ciudadanos de Córcega. Véase con perspectiva la desintegración territorial de la exURSS en múltiples estados o compárense las fronteras actuales desde el sur hasta los Urales con las de hace 70 años.

Y afirmo que, antes, ahora y mañana, y en democracia, todas las ideas y opciones, incluidos nuevos marcos de relación con el Estado, se deben poder defender con legitimidad política y normalidad social, con respeto intelectual, sin linchamientos mediáticos ni barajas trucadas. Con la palabra, razones y ante las urnas, sin tutelas ni imposiciones. Así, para los nacionalistas vascos el derecho a dibujar nuestro presente y futuro, ha sido, es, y será un derecho inalienable, no otorgado, e inherente a la democracia y a la voluntad de la ciudadanía. Es más, negar el ejercicio de ese derecho es flaco favor a la Carta de las Naciones Unidas y el Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos de la ONU. Admitiendo por lo tanto que las leyes y marcos políticos, sea cual sea su origen, adquieren realmente significado democrático en el instante que pueden ser reformados, y/o cambiados, por la voluntad mayoritaria de la sociedad a la que sirven, procédase por lo tanto a reformar y/o cambiar leyes y marcos políticos e institucionales al democrático imperio de las voluntades mayoritarias en la sociedad vasca, sujeto en la toma de decisiones que le impliquen su presente y futuro.

Sin iras ni tutelas, en contra de nadie, en positivo, sin imponer ni vetar, decidiendo, pactando, reconociendo a Euskadi como Nación, sin ponerse de perfil, buscando su sitio entre las soberanías compartidas, apelando a las libres adhesiones, rechazando las imposiciones y los vetos. Apelando a la solidaridad, al trabajo en común, siendo ambiciosos y cautos, imaginativos y realistas, como ciudadanos de Europa y del mundo. Siendo nosotros pero mirando con empatía los ojos de los vecinos.

¿Será hora de parar la noria y montarse en el tren del futuro de la historia compartida? Dispuestos a reconocer que es legítima la opinión del otro, y desde la diferencia aceptar procedimientos comunes de resolución del conflicto, sin que nadie renuncie a su proyecto político. Aquí y ahora, no veo más que mayorías políticas lo más transversales y plurales posibles respetuosas siempre con el sentir abertzale mayoritario de la sociedad y que concite mayores adhesiones a la consulta-aprobación del Estatuto de Autonomía de Gernika. Democracia y negación de la noria, apuesta por el tren, visión de futuro y construcción de nación vasca con ritmos e intensidades según las urnas.

Más y mejor autogobierno no es ningún espantajo, requerirá pactar y negociar, pero para un abertzale esa aspiración es irrenunciable ya que su renuncia supondría negar la propia existencia de Euskadi como nación con voluntad de ser y decidir. Por ello, y así lo creo, normalizar este debate pasa por alcanzar un acuerdo sobre un más y mejor autogobierno siempre desde el respeto a lo construido hasta ahora y teniendo presente que, a veces, lo mejor y óptimo puede ser enemigo de lo bueno. Cuestiones parecidas las planteaba hace 25 años cuando existía una ETA que no está y que se acabó. Sin excusas, pues.

Comparto que subir a la cima del monte por alto que sea la mejor estrategia es circunvalarlo en equipo, descansando cuando tercia, acelerando cuando lo atmosférico-político lo aconseje. Cadena no es eslabón. Los eslabones conforman cadena. Creo en la cadena, veo la cima, quiero alcanzarla. Y si no la alcanzo me empeñaré para que mis descendientes sí lo hagan. Mi aitona Fortunato Bujanda nació allá por el 1885, fue de EAJ-PNV, mi aita en 1915, yo en 1953, mis hijas, Leire y Enara, en la década de los 80, y mis nietos Noa, Natale, Eki y Kai, esta década, y deseo que se suban al tren y bajen de la noria que exaspera a la paciencia democrática o al gradualismo inteligente.

El hámster hiperactivo en su jaula corre, da vueltas y cree que avanza, piensa que está atravesando, campos, caminos, montes, puentes y valles. Cree que avanza y cambia de sitio. Consigamos al menos que si la jaula no puede abrirse y salga el animalito, si no le es posible abandonarla subamos, pues hámster, jaula y noria al tren en marcha. Que avancen hámster, jaula, rueda y noria. Que este tren en marcha sí suponga avanzar, marchar y recorrer camino. Sí, hablo de más-mejor Autogobierno.

Ayer me acordé de nuestros mayores, y de los Arana, Elizalde, Kanpion, Kizkitza, Galíndez, Irujo, Ajuriagerra, Landaburu, Ziaurriz, Rezola, Aitzol, Lizardi, Lauaxeta, Leizaola, y de los Uzturre, Sudupe, Arzalluz, Imaz, Ortuzar y de Garaikoetxea, Ardanza, Ibarretxe, Urkullu y bajo la alargada sombra del primer Lehendakari de Euskadi, José Antonio Agirre, levanté mi copa junto a la del actual Lehendakari Imanol Pradales y del presidente de EAJ-PNV, Aitor Esteban, y me uní a todos los vascos de aquí y de la lejana y presente, diáspora que repartidos por todo el mundo sintieron y sentimos que Euskadi es Patria Vasca, la nuestra. Única. Gora Euskadi askatuta!