Namibia se convierte en el primer ejecutivo más feminista de África
Namibia acaba de hacer historia. Se ha convertido en el país africano con el gobierno más feminista de la historia reciente del continente. En 35 años de independencia, es la primera vez que una mujer es elegida presidenta del país. Netumbo Nandi-Ndaitwah, antigua guerrillera en la lucha por la independencia de su país, es ahora la quinta mujer presidenta en la historia de Namibia. La presidenta Netumbo ha formado un ejecutivo en el que las mujeres son mayoría. Además de la presidenta y la vicepresidenta, diez de los diecinueve ministerios están dirigidos por mujeres, al igual que muchas de las secretarías de Estado. Namibia es oficialmente el ejecutivo más feminista de África y esta es una gran noticia para las mujeres y para el pueblo namibio. La presidenta, en su discurso de investidura el 21 de marzo, habló de la importancia de la integración de la perspectiva de género, la buena gobernanza, la lucha contra el cambio climático, el apoyo a Palestina y al pueblo saharaui, como parte de la agenda de su gobierno.
En los últimos años, los países africanos han realizado importantes avances en materia de género y representación. La incorporación de la mujer a la vida política y a los puestos de decisión es cada vez más visible en algunos gobiernos de África. La presencia de mujeres en los órganos de decisión es crucial en un continente donde los problemas que afectan a las mujeres afectan a toda la sociedad. El matrimonio forzado de niñas, la mutilación genital, el aplastamiento de pechos, la infravaloración de la mujer en la esfera pública, la igualdad de acceso de las niñas a la educación y muchos otros problemas que afectan directamente a las mujeres se abordarán de manera diferente si son ellas quienes tienen el poder de decisión y de cambiar las cosas.
Entre los países africanos, Ruanda siempre ha sido el país africano con mejor representación de la mujer en la vida pública. En Ruanda, más del 60% de las mujeres están representadas en el Parlamento. El poder que han alcanzado las mujeres en el ámbito legislativo ha transformado por completo la sociedad y la vida de las mujeres. En Ruanda, las leyes contra la violencia de género se aplican con eficacia, el nivel de concienciación es tal que se ha convertido en el país africano con mayor número de mujeres víctimas de violencia de género, todo ello porque las mujeres son conscientes de la importancia de denunciar y los órganos de justicia son conscientes de la importancia de perseguir estos delitos. La fuerza de las mujeres en Ruanda es tan grande que ha obligado a los hombres a crear sus propias asociaciones para presentar sus preocupaciones sociales.
En la historia reciente de África, el continente ha tenido dos presidentas electas. La liberiana Ellen Johnson-Sirleaf, Premio Nobel de la Paz y firme defensora del liderazgo femenino, fue la primera durante dos mandatos consecutivos, de enero de 2006 a enero de 2018. Ellen Johnson-Sirleaf consiguió que todas las mujeres de su país tuvieran acceso a la justicia, especialmente las que viven en zonas rurales; para ellas, se crearon los jangos o cabañas de la justicia. A través de estos espacios, las mujeres de estas zonas donde la justicia es de difícil acceso, resuelven los conflictos de género, especialmente los relacionados con la violencia vicaria y las agresiones contra las mujeres, haciendo ver a los hombres que es mejor cumplir las normas y optar por la convención pacífica. A este programa lo llaman Mujeres de Liberia, Impartiendo Justicia.
Es cierto que, a pesar de los progresos ejemplares de países como Ruanda, con un 61% de mujeres en el Parlamento, Liberia y ahora Namibia en términos de representación, aún queda mucho camino por recorrer. En países como Nigeria, la representación femenina no supera el (4%) y es una de las más bajas.
Las presidentas Nandi-Ndaitwah y Johnson-Sirleaf no son las únicas mujeres de África que ocupa la jefatura del Estado y rompen el techo de cristal en estos espacios políticos tradicionalmente dominados por hombres, pero sí las únicas que ocupan estos cargos mediante un proceso electoral. La malauí Joyce Banda también se convirtió en jefa de Estado tras la muerte de su predecesor, y dirigió Malawi desde abril de 2012 hasta las elecciones de mayo de 2014, en las que perdió. La etíope Sahle-Work Zewde (2018-2024) y la mauritana Ameenah Gurib-Fakim (2015- 2018) también fueron elegidas por la Asamblea Nacional de sus respectivos países, aunque, en el caso de la de Etiopía y de la de las Islas Mauricio, al recaer el poder ejecutivo del país el primer ministro y no en el presidente, estas mujeres no ejercieron realmente el poder. Sin embargo, lo que es importante señalar aquí es que varias mujeres han asumido presidencias interinas o en funciones durante transiciones políticas, lo que no ocurría en épocas anteriores, y todos estos hechos indican ciertos cambios. Además, algunas, como Samia Suluhu Hassan, actual presidenta de Tanzania, han consolidado posteriormente su liderazgo y, hoy en día, la presidenta tanzana y Nandi-Ndaitwah son las únicas mujeres presidentes al frente de gobiernos en África.
“La igualdad de género y el empoderamiento de la mujer es una labor en curso en todo el mundo. Tras haber sido elegida presidenta, aspiro a animar a las mujeres de todos los ámbitos de la vida a que se levanten y asuman sus responsabilidades, sabiendo que he sido elegida no por ser mujer, sino por mis méritos”. (Nandi-Ndaitwah, durante su ceremonia de investidura como presidenta de Namibia).
Trabajadora social, doctorada en Administración y Política Pública por la UPV/EHU y activista por los Derechos Humanos