Tele 5, en su enésimo intento de involución, ha estrenado Demos, el gran sondeo con el mismo espíritu que el viejuno Moros y cristianos.
En su ánimo de provocar, Risto Mejide arrancó el programa citando a la competencia de 59 segundos diciendo algo así como que él tendrá en el plató a 300 personas y que si dejara hablar 59 segundos a cada una la cosa duraría cinco horas. ¿Entonces para qué tiene a 300 tipos?, se preguntará usted. Pues para sostener cartulinas. En estos tiempos digitales, de realidad virtual y de inteligencias artificiales, el programa de Risto ha dado el salto tecnológico de votar con una cartulina. Que la ponen del lado verde, es un sí. Que la ponen del lado rojo, pues un no. Nada que ver con el alarde tecnológico del mencionado 59 segundos.
El programa tiene un público entregado donde hay más personajes que personas que hablan de una nueva guerra civil, de no pagar impuestos para cobrar más salario o de las bondades de Desokupa mientras se enzarzan en peleas con tanta intensidad como decibelios, y para compensar, una señora, a la que no paran de enfocar, hace calceta.
Hay broncas, gritos y algunos mosqueos, como si estuvieran a punto de matarse, pero al rato, suena musicota a todo volumen y la gente bailotea feliz en sus asientos, porque lo de menos es el debate, lo guay es que salgo en la tele, mamá.
El público, por cierto, está agrupado por edades representando a toda la sociedad, pero en cuanto un espectador dijo que el programa le parecía un poco de izquierdas (estaría viendo otra cadena), rápidamente Risto improvisó una encuesta para lucir cartulinas bajo la pregunta de quiénes “nunca han votado al PSOE o a Sumar”, y aquello se tiñó de un verde que de pronto significaba otra cosa y de azul, sin tener ninguna cartulina ese color, lo que ya tiene mérito. La pantalla amiga… de Ayuso lo sigue siendo. Haya tranquilidad.
También nos contaron que lo de okupar casas está exagerado un pelín en la tele porque apenas afecta al 0,6% del total de viviendas, aunque entre los 300 tipos del público, que representan a la sociedad, casi todos hubieran experimentado un caso de ocupación, y eso que la mitad había dicho unos minutos antes que ni tenían vivienda propia. La televisión es maravillosa.
Y como 300 bocas son muchas bocas, una señora soltó la burrada de que “la reina Letizia le ha puesto los cuernos a Felipe VI”, Risto pidió pruebas para “protegerla” y la señora recurrió al manido “ha salido en los medios”, que tan bien le funciona al PP para sus cosas, mientras el programa deslizaba el rótulo de que “no se responsabiliza de las opiniones de las gradas”, como si acusar a alguien de una infidelidad fuera una opinión, así que Risto habló ya de sustituir a la señora la próxima semana porque tendrá que ausentarse para ir a juicio.