Números negros
Hemos cambiado nuestros hábitos de consumo audiovisual. Esto es una obviedad. La noticia está en que “El vídeo bajo demanda empieza a ser rentable” (Xataka). Sí, ahora, tras años de gasto descontrolado en contenido y campañas destinadas a captar usuarios. Y esa anhelada rentabilidad marca un antes y un después. Ahora, todo es más rápido. Si una serie no funciona, se cancela sin miramientos. Paradójicamente, sacan series como rosquillas. Paradójicamente también, la búsqueda de la rentabilidad ha llevado a las plataformas a reinventar la tele un siglo después…y a insertar, ellas también, publicidad en sus planes. Qué cosas.
Menos Tik Tok y más WhatsApp
También en Xataka nos cuentan que, al igual que las plataformas de streaming han dado la vuelta completa para volver a donde todo empezó, las diferencias entre algunas aplicaciones móviles son cada vez más difusas: “TikTok ya no quiere ser sólo TikTok. Ahora también quiere ser WhatsApp: llegan los chats de grupo”. La compañía que lo revolucionó todo con sus vídeos cortos ha anunciado el lanzamiento de la herramienta que permitirá mantener conversaciones y compartir contenido con hasta 32 personas en un mismo grupo. La duda es: ¿conseguirá desbancar al Todopoderoso WhatsApp? ¿De qué nos sirven más apps que hacen lo mismo?
Piedras
Tanto que presumimos en redes sociales de ser visitantes, no turistas…y luego no nos aplicamos el cuento. Seguro que en alguna excursión ha visto montañitas de piedras. Hay quien las coloca como señalización de un sendero. Otros las construyen con fines espirituales. La mayoría, por puro postureo. Pero el postureo está fastidiando el medio ambiente. Las piedras protegen el suelo de la erosión y son el hogar de animales y plantas. Cambiándolas de sitio o llevándonoslas, nos lo estamos cargando. ¿Qué tal si dejamos de querer ser únicos haciendo lo mismo que hemos visto a cientos de personas en Instagram y dejamos las piedras en paz?
Dejar huella
Querer dejar una impronta es algo inherente al ser humano. Los británicos, que de llevarse piedras ajenas saben un rato, suelen ser ejemplo de qué no hacer: En Pompeya, un turista inglés ha dañado la Casa de las Vestales grabando, con un objeto punzante, sus iniciales y las de sus hijas en una pared cerca de la entrada. Se disculpó diciendo que sólo quería “dejar una huella de su visita”. Ese afán de trascender, de encontrarnos a nosotros mismos haciendo exactamente lo mismo que todos los demás, se está cargando todo. Y, como sólo aprendemos si nos tocan el bolsillo, espero que pague (y a base de bien).
El poder de los medios
Hablamos de cómo se empeña Puigdemont en mantenerse en el candelero, pero Pablo Iglesias anduvo para que otros puedan correr. El Confidencial Digital dice haber hablado con fuentes políticas que han conversado con Iglesias en las últimas semanas y que dicen que “lamenta no haber convencido a la izquierda del poder de los medios”. Vino a enseñarnos política y ahora también, comunicación: “Ha comentado a personas de su confianza que desde que él abandonó el Gobierno, ninguna fuerza progresista ha sido capaz de desplegar una política de comunicación eficaz”. ¿Cómo era la vida antes de Pablo Iglesias? ¿Alguien lo recuerda?
