El lector o la lectora puede preguntar: ¿Y quién es Manuel Atejada Zugazabeitia? Pues miremos hacia atrás, pasemos el vídeo de nuestros antepasados/as. Memoria. Es pura memoria. Y sí. Pasó. Por desgracia. Guerra civil. Demócratas contra fascistas. Demócratas contra golpistas. Autogobierno de Euskadi contra Franquismo y dictadura. La guerra civil de 1936, como todas las guerras suelen traer consigo muchas historias y vicisitudes que desgraciadamente, muchas de ellas, muere y languidecen en los tiempos. La que yo traigo ahora me parece muy interesante, incluso con tintes épicos, porque el protagonista es un vasco que en su día batalló por la democracia, por la legitimidad republicana y por el autogobierno de Euskadi a las órdenes del primer lehendakari de Euskadi José Antonio Agirre y Lekube. He llegado por azares de la vida, por caprichosos e inescrutables azares de la vida que no vienen a cuento a donde una de sus nietas: Laura Atejada Oriolo, de doble nacionalidad, argentina y española. Y vasca de sentimiento y querencias. La veo, la estoy viendo, y creo que la intuyo, muy emocionada ella leyendo estas líneas. Seguramente la nostalgia le hará mirar hacia atrás. Y no es para menos. Todos y todas tenemos la mochila llena de recuerdos y vivencias.

Manuel Atejada Zugazabeitia*

“Manuel Atejada Zugazabeitia, nació en Algorta en 1895 y siendo de una familia de marineros consiguió el título de Capitán de barco siendo muy joven”, afirma su hijo Imanol Atejada, padre de Laura Atejada. “Manuel, mi aita, era abertzale (nacionalista vasco) y muy comprometido con Euskadi en un contexto bélico de guerra civil de 1936. Fue uno de los jefes de Eusko Gudarostea (Ejército Vasco) y representante en Bayona del Gobierno Vasco provisional. Fue el que recuperó para el Gobierno Vasco el patrimonio de algunos Bancos para que no cayesen en manos de los ejércitos alemanes (que luego invadirían Francia en plena segunda guerra mundial (1939-1945) como, cuadros de arte, lingotes de oro, plata y otros objetos muy valiosos como por ejemplo toda la documentación que correspondía al Gobierno Vasco ya constituido. Todo ello lo llevó a buen recaudo y lo escondió mejor en el extranjero a salvo de los ejércitos alemanes. Por ello recibió “un premio” simbólico de 5.000 francos por parte del Gobierno Vasco”.

Habla Laura Atejada Oriolo: el hijo de Manuel Atejada, Imanol, mi aita, como prueba de ello presentó en su día un documento emitido por Lisandro de la Torre que era entonces el consejero de Hacienda del Gobierno Vasco y con fecha de 1938 donde aparece escrito que: “Por expreso deseo del mismo lehendakari (que entonces era José Antonio Aguirre y Lekube) se le conceden a Manuel Atejada Zugazabeitia 5.000 francos aún sabiendo que ese dinero simbólico no satisface la gran actuación de Manuel Atejada al salvar de los enemigos de Euskadi y del Pueblo Vasco este patrimonio tan importante. Imanol, su hijo, nos presenta también con fecha de 1937 dirigida a las autoridades republicanas de Cataluña y Valencia manifestando que “se le faciliten a Manuel Atejada todas las facilidades posibles pues encabeza una misión oficial de la cual es el máximo responsable. En dicho documento aparece el sello oficial del Gobierno provisional de Euskadi-Delegación de Bayonne (27-03-1937). Su hijo Imanol, mi aita, suele manifestar y muy lleno de orgullo hacia su aita, hacia mi aitona: “Mira qué importancia tan grande tuvo en aquellos difíciles tiempos mi aita”.

Tiempos muy convulsos los de la revolución de Asturias, allá por el año 1934. Porque antes de estallar la guerra civil de 1936 en España, dos años antes, el aita de mi aita Imanol, mi aitona Manuel, tuvo que huir y escaparse porque tuvo un protagonismo muy directo en la preparación de dicho intento revolucionario del que se llama la revolución de 1934. Manuel se desplazó a Cádiz, compró un barco le cambió de nombre, lo renombró Turquesa, lo cargó con abundante munición y armas: 33.000 cartuchos, 1.880 granadas de mano, 24 ametralladoras, 500 fusiles y 700 bombas etc y todo ello lo transportó a Asturias, al río Nalón concretamente. Parte del cargamento lo dejó en tierra al anochecer pero llegó la Guardia Civil e impidió la operación. Allá mismo se encontraba Indalecio Prieto ex ministro socialista del PSOE y por entonces Diputado en el Congreso de Diputados de Madrid. A pesar de que la Guardia Civil cogió preso a Manuel lo dejaron en libertad poco después. Manuel escapó, primero a Burdeos, y luego atravesando el canal de Suez abandonó su Turquesa en África, concretamente en Djibuti. ¿Y su familia cómo se arregló, que fue de ella? Imanol responde: “Éramos dos hermanos y cuatro hermanas, yo era el más joven y en 1937 estuvimos en Bayona y luego en las Landas (en Ondres). Durante la guerra, continúa Imanol, mi padre trabajó en la Delegación del Gobierno Vasco como Delegado de la Marina de Guerra y en 1940 (la guerra civil en España ya había terminado un año antes con la victoria del Ejército Fascista de Franco y la derrota de la República y del Gobierno Vasco, comenzando así 40 años de dictadura y represión política hasta el año 1977) nos desplazamos todos a Marsella y nos subimos a un barco que nos llevó hasta Argentina. Curiosamente en aquel barco navegaron con nosotros los mejores ciclistas de la época que iban a Buenos Aires a competir como Luciano Montero, Bertola, Loati, Alvarez, ¡ah! Y también iban tropas francesas a Orán”.

Continúa hablando Laura Atejada Oriolo: “Mi aitona continuó trabajando en la mar y como curiosidad diré que enseñó a los Argentinos algo de gastronomía, enseño a preparar y comer el pescado llamado “bonito”, pues hasta entonces no lo conocían en Argentina. Manuel Atejada, mi aitona, murió con 59 años, estando trabajando en la mar tuvo una muy mala y desafortunada caída, un desgraciado incidente casual, el médico lamentablemente no le dio demasiada importancia pero el resultado es que murió, pena y tristeza, en un hotel sólo, completamente sólo”, manifestaba apesadumbrado y muy triste su hijo Imanol. Así lo reconoce también su nieta, y amiga mía, Laura Atejada Oriolo. Imanol, el hijo de Manuel Atejada Zugazabeitia, el hijo del héroe de la guerra de 1936, mi aita, hizo el viaje de vuelta. Después de vivir 50 años en Argentina volvió a Euskadi con toda su familia, primero a Bizkaia, en la parte vieja de Bilbao, y luego a Gipuzkoa, a Azpeitia concretamente.

Laura Atejada Oriolo, amiga mía y buena persona donde las haya, te dedico estas líneas entrañables con la mejor de mis buenas intenciones. Fuerte abrazo y un beso. Que nos sigamos viendo. Nuestros antepasados, los de Laura también, son los autores del presente, y del futuro de Euskadi. Fueron, y porque fueron somos y serán. Agur Manuel, Agur Imanol. Eskerrik asko a los dos. Kaixo Laura Atejada Oriolo, te lo repito Laura, que nos sigamos viendo. Los Atejada, la familia entera, abuelo, padres, hermanos/as e hijos/as, sobrinos/as y primos/as y siguientes generaciones. Pura historia. Memoria. Recordar es muy justo y muy necesario. Obligatorio añadiría yo. Honor a ellos y a ellas. Reconocimiento. Mostrar nuestro agradecimiento es aval de futuro. Es humano. Es solidario. Es de bien nacidos y nacidas. Lo dicho. Sea pues.

* (Muchas ideas básicas de este artículo fueron escritas en euskera por Luis Gurrutxaga, Azpeitia, agosto de 2021)