Polarización

No sé cuál será la palabra del año 2024. Espero que el tono, en general, diste de la crispación que ha caracterizado a 2023 y que ha llevado a la Fundéu, la Fundación del Español Urgente, a elegir “polarización” como palabra del año. Sobre ella escribe José Antonio Gómez en Diario 16+ como “el arma de los ricos para ser más ricos”. Un artículo muy interesante que se remonta a la crisis de 2008 como origen del fenómeno actual que beneficia a las élites económicas. Y el resto asistimos a nuestro fin atontados ante una pantalla “o creyéndonos Churchill por compartir la resignación en una red social”.

Huelga

Empieza a ser una triste costumbre: Se acerca un período vacacional y los sindicatos de turno convocan la pertinente huelga. Mañana comienza una nueva del personal de tierra de Iberia que afectará a 18 vuelos del aeropuerto de Loiu. Reivindicar mejoras laborales es legal y legítimo, pero de nuevo miles de ciudadanos contienen la respiración para ver si pueden volver a casa tras las vacaciones o si no pierden el dinero de a saber cuántos meses de ahorro. Por eso necesitamos alternativas atractivas como el Tren de Alta Velocidad que algunos, como EH Bildu, siguen denostando en Euskadi…al menos, hasta que pasen las elecciones.

Giorgia Meloni, Hombre del Año

Una cosa es abanderar la lucha contra la guerra de sexos y otra, aprovechar una reivindicación legítima para hacer lo de siempre, anular a la mujer. El diario italianoultraconservador Libero elige a Giorgia Meloni como “hombre del año” (InfoLibre). Su director se justifica así: “Hemos elegido a Meloni como hombre del año porque anuló la guerra de los sexos ganándola, superando la arrogancia de los hombres y el derrotismo de las mujeres. No rompió el techo de cristal, lo disolvió”. ¿Lo correcto no hubiera sido, entonces, “Persona del año”? Cuánto les cuesta a algunos impedir que su machismo campe a sus anchas por cualquier resquicio.

Gulag siberiano

Alexey Navalny “ha sido hallado” en una prisión de Siberia. El afamado opositor ruso reaparece tras una temporada en la que, sabiendo cómo se las gastan por esos lares, nos temimos lo peor. Uno no puede evitar acordarse de tiempos pasados, cuando se bromeaba diciendo que, desde los sótanos de la Lubianka, pese a que no tenían ventanas, ya se podía ver Siberia (y sus gulags). Cada generación tiene su selecto grupo de individuos que cree que si el Comunismo no ha funcionado hasta ahora es porque no lo dirigieron ellos. Por Rusia parecen ávidos de un nuevo intento. La Historia se repite.

Parejas quemadas

Nos estamos quemando. El llamado “burnout”, ese estrés que nos agota, hace que seamos pesimistas en el empleo y reduce la productividad, está devastando la fuerza laboral mundial y ahora amenaza a nuestra pareja. En Xataka se hacen eco de un estudio que ha confirmado la idea inicial: No es sólo cosa del trabajo. Ese incendio se puede extender fácilmente al resto de nuestra vida, porque estamos rodeados de “combustibles”. Y lo malo, es contagioso. El gran mal de nuestro tiempo, de cuya dimensión ahora somos un poco más conscientes, con vértigo pero también con la esperanza de poder espabilar a tiempo para no acabar achicharrados.