A ver si es verdad
Cuando el otro día se armó la que se armó ante la posibilidad de que se terminaran los vuelos de dos horas y media, yo no me alteré. Esa medida debería ir acompañada del debido impulso al tren…y en eso, están muy verdes. Nadie duda de que el futuro irá por ahí, pero quedan mucho tiempo y cosas por hacer. Para empezar, hace falta que haya trenes. Para seguir, que no tengamos que empeñar un riñón para comprar un billete. Y para terminar -aunque en realidad es el primer paso-, hace falta que la web de Renfe no dé lástima y haga fácil la compra. A eso van a destinar 164 millones. Es la enésima renovación. A ver si ésta es la buena, que ya toca.
Esto, por desgracia, es verdad
¿Se acuerdan de las quejas de los bancos cuando se anunció el gravamen extraordinario a la banca? Aquello iba a ser poco menos que una hecatombe, decían. Nada como dejar que pase el tiempo para que éste ponga las cosas en su sitio. “Santander, BBVA, CaixaBank, Sabadell, Bankinter y Unicaja Banco ganaron entre enero y septiembre 19.761 millones de euros” (Infobae). Un 23,6% más que en el mismo período de 2022. En el titular nos lo resumen a la perfección: “La banca ‘asfixia’ a hipotecados y ahorradores para obtener beneficios históricos”. Al final, la hecatombe no ha sido tal y la banca siempre gana.
‘Black Mirror’, cada vez más cerca
He aquí un ejemplo práctico de por qué no debemos registrar todo lo importante en algo que necesita un enchufe para funcionar. Hasta la última app, por inocente que parezca, puede estar cediendo nuestros datos a vete a saber quién para vete a saber qué. La policía británica está utilizando datos de apps de seguimiento de la menstruación y pruebas de espectrometría de masas realizadas en sangre, placenta y orina para investigar a pacientes que han tenido abortos espontáneos “inexplicables”. ¿A qué conclusión esperan llegar y para qué utilizarán esa información? No sé si quiero saberlo. Seguiré usando boli y papel.
Una aberración
En línea con lo anterior, es importante no normalizar lo que no lo es. Leo que “los pediatras recomiendan dos horas máximo de móvil para niños mayores de 5 años” (El Independiente). El resumen es: Nada de pantallas hasta los dos años, menos de una hora diaria entre los 3 y los 5 años y, a partir de entonces, no más de dos horas de ocio digital. ¿Pero de qué puñetas estamos hablando? Estamos creando adictos a la tecnología y aplaudimos con las orejas sin ver la aberración que tenemos delante de los ojos. Cuando la bola termine de crecer, a ver quién es el guapo que le pone el cascabel al gato. Y nos lamentaremos.
El último grito de la generación Z
Frente a esa recomendación de un máximo de dos horas de ocio digital (es que no lo supero), encontramos a la generación hiperconectada, la Z, descolocándonos a todos, una vez más. Resulta que los que se mueven como pez en el agua con la tecnología están poniendo de moda algo tan revolucionario como los paseos en silencio. El movimiento tiene hasta nombre, ‘silent walk’. Es más viejo que andar hacia delante pero, fíjate, se han quitado los auriculares y han descubierto que, ese ratito, dejas la mente en blanco y puedes hasta encontrarte a ti mismo. Y van camino de hacerlo viral, fieles a su estilo.