l shock traumático provocado en la sociedad por la irrupción de coronavirus y la posterior entrada en recesión de las economías obligará a una profunda catarsis y metanoia de la sociedad en su conjunto que hará revisar los fundamentos que lo sustentan. La metanoia sería transformar la mente para adoptar una nueva forma de pensar, con ideas nuevas, nuevos conocimientos y una actitud enteramente nueva ante la irrupción del nuevo escenario de recesión económica, lo que implicará la doble connotación de movimiento físico (desandar el camino andado) y psicológico (cambio de mentalidad tras desechar los viejos estereotipos vigentes).
La recesión económica que se avecina tendrá como efectos colaterales el incremento de la tasa de paro hasta niveles desconocidos provocados por el efecto dominó en la declaración de ERE en las empresas, retraso de la jubilación a los 67 años y la generalización de la interinidad vitalicia con salarios tercermundistas e interinidad vitalicia. Por otra parte, la pérdida del poder adquisitivo de los trabajadores debido a los exiguos incrementos salariales, congelación o dramática reducción de los mismos lo que unido a la ausencia de la cultura del ahorro doméstico provocará una severa contracción del consumo interno y el consecuente finiquito del consumismo compulsivo imperante en la pasada década.
Como consecuencia de todo lo anterior, asistiremos a un severo estancamiento del mercado inmobiliario por lo que las entidades bancarias intentarán mediante subastas y la creación de sociedades de gestión de activos inmobiliarios dar salida a los pisos embargados que acumularán en sus carteras (considerados “bienes líquidos”), lo que originará drásticas caídas de los precios de los inmuebles (precios artificialmente revalorizados debido a la especulación inmobiliaria de la última década).
Igualmente, se producirá una desertización comercial de amplias zonas urbanas, con la progresiva desaparición del pequeño comercio (alimentación, ropa, calzado y concesionarios de automóviles) y de establecimientos de ocio y diversión (bares, cines, restaurantes, discotecas y centros comerciales) consecuencia de la severa contracción del consumo interno que llevará aunado la extinción de incontables medios de comunicación impresa y audiovisual ante la pérdida de ingresos por publicidad, quedando Internet como refugio para navegantes.
Las ciudades asistirán a una revitalización de los cascos antiguos y centros urbanos de las ciudades en detrimento de los barrios periféricos, motivado por la falta de liquidez de las arcas municipales y consecuente reducción de servicios públicos, fruto de la ya mencionada desertización comercial y de la profunda recesión del mercado inmobiliario que conllevarán una acusada reducción de ingresos por impuestos y subsiguiente endeudamiento crónico de los ayuntamientos. Todo ello provocará el éxodo al medio rural de una población urbana afectada por la asfixia económica con la consiguiente revitalización de extensas zonas rurales, rejuvenecimiento de su población y el resurgir del sector primario.
Así, agricultura, ganadería y explotación forestal son sectores que llevan décadas en decadencia, ahogados por la competencia desleal que impone la economía global y sin embargo tienen un enorme potencial para crear eco-empleo pero para ello sería necesaria la implementación por la UE de medidas proteccionistas en forma de ayudas para evitar la deslocalización de empresas y subvenciones a la industria agro-alimentaria para la Instauración de la etiqueta BIO a todos sus productos manufacturados. De esta forma, se podrían crear en Euskadi cerca de 20.000 puestos de trabajo apoyando la producción ecológica de alimentos, incentivando el consumo local de productos agrícolas y ganaderos autóctonos o promoviendo la conversión de la actual industria forestal hacia explotaciones que cultiven especies de mayor valor añadido o que produzcan de forma sostenible la biomasa necesaria para reducir la dependencia de los combustibles fósiles. * Analista