l mundo del fútbol parece tener licencia para dejar a un lado valores que, en otros ámbitos de la vida en sociedad, son importantes para vivir en democracia. Así, por ejemplo, la conciencia social acerca de la necesidad de frenar a la ultraderecha y combatir comportamientos y proyectos fascistas, tiene como oposición el que, en la liga profesional española, el presidente elegido por los clubes sea un ultraderechista confeso. ¿Con qué mérito? Su habilidad para conseguir dinero mediante contratos con plataformas que televisan partidos de fútbol, un dinero que en gran cantidad revierte en los clubes, sin el que no podrían cuadrar sus presupuestos. El dinero manda también en el fútbol, como suele decir Ángel Cappa.

Javier Tebas fue elegido presidente de la Liga de Fútbol Profesional por primera vez en abril de 2013, estando ahora en su tercer mandato. Todo el mundo del fútbol sabe de sus ideas, pero como se trata de lograr ingresos millonarios para la viabilidad del fútbol de alto nivel, presidentes y directivos de los clubes callan, al igual que en el mundo del periodismo deportivo se practica el silencio. En la actualidad, se declara simpatizante y votante de Vox: “a veces echo de menos una Marine Le Pen a la española”, son sus palabras en una entrevista del diario El Mundo publicada en febrero de 2016.

El 16 de enero de 2019, preguntado por el periodista de la Cope Juanma Castaño sobre la irrupción de Vox, Tebas no ocultó su simpatía por el partido de Santiago Abascal: “Me parece bien. Lo vengo diciendo hace tiempo, España necesita una alternativa tipo Vox”. Y añadió: “Si el partido va en la línea que va, votaré a Vox”.

Tebas fue militante activo de Fuerza Nueva, el partido creado por Blas Piñar para dar continuidad a los principios políticos de la dictadura franquista. Fiel a ideas totalitarias, fue jefe provincial de las juventudes de dicho partido en Huesca y posteriormente representante de Fuerza Nueva ante los medios de comunicación.

Tebas se pasó de la raya cuando a propósito de los gritos de aficionados en Vallecas contra un jugador del Albacete, presuntamente simpatizante neonazi, dijo en Onda Cero: “¿Y si mañana otro equipo no quiere homosexuales?” Es posible que la acusación a Román Zozulia no fuera veraz, en cuyo caso sería una calumnia condenable, pero comparar su caso con la homosexualidad es un disparate. Claro que un exdirectivo del Barça, de la primera época de Joan Laporta como presidente, Alberto Perrín, afirmó: “Tebas es un neonazi convencido, el holocausto le llena de satisfacción. Es un facha repugnante”.

Sí, Tebas fue militante de una organización sobre la que cae la sombra de la matanza de los abogados de Atocha y de actos violentos con resultados de muerte y, sin embargo, actualmente se permite decir que “no se conoce bien que era Fuerza Nueva”, para justificar su pasado. Pero ocurre que sí conocemos al partido fundado por Piñar. Una organización que llego a cometer atentados contra luchadores antifranquistas con un saldo de varios asesinatos contra sindicalistas, abogados, estudiantes, periodistas y demás “enemigos” de los valores del franquismo. Esta es la formación moral del presidente de la Liga de Fútbol Profesional y votante de Vox.

Con su voto a la presidencia de la LFP, muchos clubes blanquean a Javier Tebas, a sabiendas. Lo cierto es que el fútbol es desde hace tiempo refugio de personajes que no creen en la democracia y destacan por la opacidad de su gestión como es el caso de su amigo José María del Nido, expresidente del Sevilla que fue condenado por el saqueo de Marbella (otros personajes con los que trabajó son Dmitry Piterman, José María Ruiz Mateos y Manuel Ruiz de Lopera, muy demócratas ellos). En las últimas elecciones de 2019, Tebas obtuvo 34 votos de los 42 clubes de primera y segunda división con derecho a voto.

A mí no me molesta que Tebas siga teniendo una ideología ultraderechista, en lo personal puede pensar como quiera mientras no convierta sus ideas en acciones antidemocráticas. Lo que critico es que un personaje como él, aupado en el mundo del fútbol, aproveche su status para seguir ejerciendo de franquista con influencias. La presencia en el fútbol de personajes alejados de la democracia facilita que surjan espacios para aficiones violentas (caso de Jesús Gil y Gil en el Atlético de Madrid). Las ideas allanan el terreno que el dinero gestiona. Precisamente en esta convergencia de interés se encuentra el todopoderoso Javier Tebas.

No se trata solamente de un conseguidor. Figura en más de 20 empresas en el registro mercantil español, desde fábricas de armas a empresas audiovisuales y asesorías y sociedades de exportación. Pero donde es un verdadero experto es en el conocimiento del fútbol español. Tiene montado un emporio de sociedades muy diversas e interviene en el fútbol a través de su despacho Tebas&Coiduras, desde donde ejerce de representante jurídico de varios equipos. Tebas ha estado ligado al Zaragoza, al Badajoz, al Xerez, al Huesca, al Mallorca, entre otros clubes, acumulando conexiones y conocimientos. Pero no se le puede reprochar que sea más listo que otros. Tebas se estuvo preparando para llegar a donde ha llegado.

¿Cómo combina la defensa de los clubes que representa con los intereses generales de la Liga de Fútbol Profesional? De manera que el fútbol de elite español tiene a su cabeza a un empresario cuyos intereses personales se mezclan con los de la Liga. Quede claro, en consecuencia, que no le critico por participar en una veintena de consejos de administración, y menos aún por ser empresario. Lo que no me cuadra es su presidencia de la LFP y su encaje con empresas dedicadas a gestionar ámbitos del fútbol.

Marrullero en la gestión, está publicado en Cierre Digital, que fue objeto de una querella por el Xerez, acusado de apropiarse de un dinero de la LFP destinado a pagar deudas con jugadores, derivando el asunto en la pérdida de categoría del Xerez por impagos. El mismo medio cuenta de su implicación con diversa suerte en la gestión del Badajoz, del Hércules y del Mallorca en una época en que necesitaba despegar hacia la LFP.

Pero Tebas no está en la presidencia de Liga por casualidad. Está porque ha sido elegido por clubes de primera y segunda división. En 2019 fue reelegido hasta 2023, pero no contó con el voto de Athletic de Bilbao, Barcelona, Real Madrid, Celta de Vigo, los cuatro de primera división y el Real Zaragoza, de segunda. Por cierto, los tres primeros clubes, acusan a Tebas de fraude de ley, al intentar llevar a cabo una operación de apropiación por parte de la LFP de sus derechos audiovisuales para un plazo de 50 años. Los clubes que votaron a favor argumentan que el pacto con el fondo británico de la CVC supone asegurar ingresos millonarios, pero es una defensa que vende la ética y fortalece una deriva hacia el fútbol-negocio que es una bomba de relojería por su dependencia no de los socios y socias, si no de inversionistas sin alma de fútbol y de grandes corporacions.

Las gestiones de Tebas en la búsqueda de financiación televisiva, está en el origen de la designación de días y horarios que perjudican a los aficionados. Su brazo es alargado y pretende captar escenarios para disputas de la supercopa en emiratos y en Qatar, e incluso partidos de la liga en Estados Unidos, algo que todavía no ha conseguido en parte por la oposición de su enemigo Luis Rubiales. Tebas acude a donde hay dinero y “vende” partidos de fútbol, pasando por encima de la opinión de los trabajadores que son los futbolistas.

En el año 2020, en plena pandemia, cuando los clubes pedían a sus jugadores bajarse el sueldo, Tebas ganó 3,44 millones de euros gracias a un acuerdo con Movistar. De ellos, 2,1 de salario fijo y 1,33 por bonus especial. Una buena subida de honorarios toda vez que, en su primer año como presidente de la LFP, ganó 348.000 euros.

Pero, a pesar de contar con el beneplácito de la mayoría de los clubes profesionales, su figura cosecha rechazo entre la mayor parte de los aficionados. El grito ¡Tebas, vete ya! es un clásico de las gradas. * Politólogo especialista en Relaciones Internacionales y en materias de Cooperación al Desarrollo