a reunión de este pasado martes 2 entre el presidente del Gobierno y las ministras de Trabajo y Economía parece que ha terminado en acuerdo, al menos a la vista del comunicado emitido que, como todo en la política actual, parece que sube y al mismo tiempo baja.
Señalar que “existe acuerdo para la derogación de lo reforma laboral de Rajoy”, utilizando esa palabra fetiche, se contradice con el añadido expuesto a continuación que indica que se deberá contar con un consenso en el que sí o sí debe estar la patronal.
Difícil cuadratura del círculo cuando apenas hace unas semanas se trasladaba, que se estaba dispuesto a aprobarla sólo con los sindicatos si esta llevaba la negociación al límite.
Las presiones extremas que acosan a Pedro Sánchez en este negociación desde los poderes fácticos y los sectores más conservadores de la UE, me hacen recordar una célebre frase que pronunció Dolores Ibárruri Pasionaria durante nuestra Guerra Civil, aunque sea originaria del líder revolucionario mexicano Emiliano Zapata: “Más vale morir de pie que vivir de rodillas”.
Quizás sea la que mejor refleja lo que deseo transmitir al presidente del gobierno a través de esta reflexión.
Viene al hilo de la crisis abierta en los últimos días en el seno de nuestro gobierno de coalición entre sus dos socios, Podemos y PSOE.
Lo ocurrido primero con el diputado del primer grupo, Alberto Rodríguez, su confrontación con la presidenta del Parlamento, Meritxell Batet al retirarle el escaño de diputado, cediendo a las presiones que le llegaron de un Tribunal Supremo cada vez más ideologizado hacia su derecha,
También las últimas tensiones entre la ministra de trabajo, Yolanda Díaz y la de economía, Nadia Calviño, sobre la citada reforma laboral, indican diferencias que dificultan su estabilidad.
En el segundo caso las presiones de Calviño representan el sentir de esos poderes fácticos.
Esa batalla entre las dos almas del gobierno, que de alguna manera representan las de la izquierda española, están haciendo mucho daño a la base social de ambos partidos para regocijo de la derecha, tanto política representada por PP y Vox, como la económica.
Nuevamente el cainismo histórico de esa izquierda puede poner en peligro, como acaba de ocurrir en Portugal, la posibilidad de gobernar con estabilidad en el tiempo.
Lo que se gana en las urnas se acaba perdiendo en luchas partidistas que en este caso tienen una base ideológica, destapando las contradicciones que existen en el seno del PSOE, que en su 40 congreso aclamó la referencia de Pedro Sánchez a la derogación de la reforma laboral, confirmado posteriormente por Adriana Lastra y ahora olvidándolo está permitiendo a su ala más liberal tensar la situación.
¿Existen tras esta discrepancia un problema de egos entre Díaz y Calviño como señalan algunos medios? Puede ser, pero no es la razón fundamental, porque en esta batalla se está dilucidando la lucha entre esas almas.
Pedro Sánchez con sus últimas decisiones y nombramientos se acaba de desembarazar del sector más a la izquierda del socialismo español, Ábalos, Calvo, Perelló, Elorza y al dar alas a Calviño y Escrivá parece que se decanta por el más liberal. Según parece se encuentra más cómodo al lado de quienes le apoyaron en sus primeras primarias, que con los que lo hicieron en las segundas.
Pero afortunadamente para los sectores progresistas que le apoyamos, en el gobierno está Podemos y fuera de él los sindicatos UGT y CCOO, que nutren a ese partido de la mayoría de su base social, de sus votos.
Perece que desde la desaparición de Iván Redondo y la llegada del centrista Oscar López (quién nos iba a decir que acabaríamos echando de menos al primero) un cambio se ha producido en Sánchez, cediendo a las presiones de los poderes fácticos internos y externos, realizando un giro hacia el centro que podría resultar suicida.
Pero convendría tuviera cuidado, porque lo que puede ganar por ese centro puede perderlo por su izquierda, donde en esta ocasión le ha surgido una contrincante de peso que gana influencia entre las bases socialistas.
Después de la frustración producida en el 40 congreso en esos sectores más a la izquierda del PSOE, ya se empieza a escuchar en privado voces de afiliados, algunos de cierto peso, que reconocen que en estas circunstancias estarían dispuestos a votar a Yolanda Díaz, e incluso recientes encuestas señalan que el 17% de sus votantes le podrían abandonar apoyando a la actual ministra de Trabajo.
Haría mal pues escuchando, como parece que está haciendo en estos momentos, los cánticos de sirena que le vienen de esos sectores que representan López o Calviño. Alguien debería recomendarle que al igual que hizo Ulises, se ate al poste de la nave poniéndose tapones en sus oídos si quiere seguir siendo presidente en 2023.
Además parece que existen síntomas de que esa suerte que le rodeaba en la época del gurú Redondo, le está abandonando. El volcán de La Palma, la crisis del precio de la luz, el desboque del IPC y ahora los problemas con el suministro de gas desde Argelia, se añaden a la crisis por la reforma laboral haciendo saltar las luces rojas.
Lo peor es que todo esto ocurre en un instante donde la derecha se fortalece, a pesar del escollo que supone Isabel Díaz Ayuso y las sentencias del caso Bárcenas y el futuro económico que parecía aclarado al final de la pandemia, comienza a tomar tonos grises próximos al negro. Incluso algunos agoreros ya comienzan a hablar de la posibilidad de grandes apagones, que podían dejar a oscuras la economía planetaria.
Panorama susceptible de empeorar si estas tensiones por la reforma laboral acabaran con un enfrentamiento, además de entre socios del gobierno con los sindicatos, que aunque en las últimas horas han bajado su tono, incluso hablaron de huelga general de no llevarse a cabo dicha reforma al menos de las partes más lesivas para los trabajadores.
Como se dice por aquí, Kontuz, Pedro Sánchez, grábate en la pared de tu despacho a fuego la frase de Pasionaria-Zapata: “Más vale morir de pie, que vivir de rodillas”. Rompe con los sectores más centristas que te rodean comenzando por tu ministra Calviño y no te pliegues a los poderes fácticos que representa. No sea que en las tesis que defienden en voz baja algunos de esos mismos que pululan cerca de ti, admiradores de la Gran Coalición, se acabe transformando en eso pero presidida por Pablo Casado contigo de segundón.
Mientras tanto, Yolanda Díaz a la chita callando, aumenta su popularidad social, especialmente entre los votantes socialistas. Ella sabe perfectamente a qué bando pertenece, no tiene ninguna duda sobre qué intereses debe defender y eso resulta muy importante en un escenario político tan voluble. Veremos... * Exparlamentario y exconcejal de PSN-PSOE