ivir la vida con absoluta dignidad. A priori, una de las mayores aspiraciones del ser humano. Pero en la propia afirmación está el problema: interiorizar la propia dignidad como una aspiración, y no como un derecho. Así ha calado, porque así se nos ha trasladado. La pandemia vuelve a poner en evidencia las necesidades más acuciantes, esas que el sistema heteropatriarcal siempre arrincona, a pesar de ser las que de verdad permiten una vida digna. Hablamos de los cuidados, precisamente, porque son lo que precisan con urgencia las personas más vulnerables de la sociedad. Sin embargo, los cuidados de calidad y garantizar una vida dignan no son, a pesar de que debieran serlo, la prioridad de quienes a día de hoy gobiernan en las instituciones públicas de Araba y Gasteiz. Son esos gobernantes quienes han asociado los cuidados al lujo y no a la necesidad.

En los últimos años hemos observado además una deriva en la prestación de estos servicios: se han mercantilizado y como consecuencia de ello hemos retrocedido en la prestación de esos servicios. En Gasteiz tenemos un ejemplo claro de esa privatización de los cuidados en el Centro Integral de Atención a Personas Mayores San Prudencio, antiguo hospicio, ubicado en la calle Francia. Es allá donde PNV y PSE están llevando a cabo un desmantelamiento del centro, es allá donde pretenden eliminar espacios de atención a personas dependientes y es allá, también, donde están despidiendo a trabajadoras. Es el claro ejemplo de como entienden el PNV y el PSE los cuidados: siempre como un gasto y nunca como una inversión en la calidad de vida de nuestras personas mayores.

Desde EH Bildu consideramos que el cuidado de las personas y, en especial, el de aquellas más vulnerables, debe ser un pilar básico de las políticas públicas. Son las personas quienes conforman nuestra sociedad, e invertir en ellas, en sus cuidados y en mejorar sus vidas, es hacer de Gasteiz un municipio que protege y garantiza la vida digna. Por eso, y ante la desoladora situación a la que PNV y PSE están conduciendo al centro, hemos propuesto la iniciativa San Prudentzio Bizirik!.

En la actualidad, más de 300 personas esperan con desazón una plaza en una residencia pública. Entre tanto, en el CIAM San Prudencio un tercio, 56 plazas, permanece vacío. Plazas públicas que PNV y PSE pretenden eliminar. Es obvio que no es momento de recortar, sino de todo lo contrario. Por eso, EH Bildu plantea la creación de 70 plazas residenciales públicas en dicho centro. Una creación que sería posible habilitando las plantas 1 y 2, tal y como se acordó en 2016, a pesar de que Ayuntamiento y Diputación se encargaron, posteriormente, de desechar dicho proyecto, precisamente, bajo ese prisma de entender los cuidados como gasto y nunca como inversión.

Como sociedad no podemos asumir que nuestras vidas son un gasto, porque no es así. Merecemos dignidad hasta el último suspiro de nuestras vidas, y, por ello, proponemos la creación de un nuevo espacio socio-sanitario en la zona actualmente denominada como “asistida”, para poder ofrecer cuidados paliativos. De esta manera, las personas mayores, en la fase final de sus vidas, no se verán obligadas a abandonar el que ha sido su hogar en los últimos años.

En esa misma línea, y para garantizar la calidad en el cuidado de la vida, proponemos la contratación de más de 50 personas profesionales. Profesionales que hemos aplaudido en los últimos meses, que han sido claves en el mantenimiento de la vida durante toda la pandemia, y que, sin embargo, PNV y PSE ahora precarizan y despiden. Ejemplo de ello, los 16 despidos de profesionales del CIAM San Prudencio en lo que llevamos de año. En EH Bildu, tenemos claro cual es y debe ser la prioridad: la creación de empleo digno y de calidad en el sector de los cuidados. Frente a quienes siempre ven gasto y nunca inversión en vidas dignas de ser vividas, nuestra respuesta es San Prudentzio, Bizirik!.

Los autores son procuradora de EH Bildu en las Juntas Generales de Álava, concejala de EH Bildu en Gasteiz y concejal de EH Bildu en Gasteiz, respectivamente