ace un siglo la electricidad inició el relevo de la energía a vapor en la manufactura, en el periodo que posteriormente se denominó como “la segunda revolución industrial”.

En efecto, a principios del siglo XX la electricidad apareció como una opción viable. Inicialmente ganó impulso como sustituto de la gran máquina de vapor que se ubicaba en los sótanos de las fábricas y suministraba energía a todas las instalaciones.

A medida que las empresas ganaban experiencia en el uso de la nueva tecnología, se dieron cuenta de que aportaba beneficios adicionales. Por ejemplo, pequeños generadores se podían distribuir por todo el edificio y reemplazar al generador de gran dimensión que impulsaba todas las máquinas de la fábrica a través de un complejo sistema de ejes, engranajes, poleas y correas.

La transición a esta nueva lógica energética no tuvo un carácter inmediato sino que requirió un período de 30 años. La pregunta es obvia: ¿por qué progresos tecnológicos que son tan obvios retrospectivamente son tan difíciles de percibir con nitidez mientras se gestan?

Diversas investigaciones apuntan a una causa común: las empresas establecidas están tan entrampadas por el statu quo que son incapaces de ver las tecnologías emergentes, su potencial y evolución. Es lo que se denomina “la dependencia de la trayectoria”, por el cual el progreso de cualquier entidad está condicionado por su experiencia pasada.

Así, los historiadores económicos Paul David y Gavin Wright evidenciaron que la causa por la que se tardó tanto tiempo en materializar el potencial de transformación subyacente en la electricidad radica en la necesidad de introducir cambios organizativos y, sobre todo, conceptuales, en las tareas de manufactura. Las líneas de montaje, las cintas transportadoras y las grúas aéreas son ejemplos de estos cambios conceptuales. Eran esenciales para liberar todo el potencial de la electricidad, pero inimaginables para muchos empresarios que se habían desarrollado en la era de la energía a vapor.

Acatech, la Academia Nacional Alemana de Ciencia e Ingeniería, ha publicado el informe Industria 4.0: Estudio comparativo internacional, opciones de futuro y recomendaciones para la investigación en manufactura. El estudio constituye un análisis sobre la situación de las economías occidentales en la implantación de la Industria 4.0. Conforme a la visión aportada por Acatech, una de las de las debilidades más relevantes de la industria alemana radicaría en su insistencia en el desarrollo de los modelos de negocio tradicionales (fundamentalmente basados en sus destrezas de ingeniería y tecnologías de manufactura).

El foco de la industria alemana estaría concentrado en las soluciones para los procesos industriales y presentaría importantes carencias competenciales en el ámbito de Internet y de las tecnologías en red, susceptibles de lastrar su capacidad de adaptación a las exigencias de la digitalización.

Complementariamente, en mayo de 2020, Miruna Sarbu, investigadora de la Universidad Técnica de Kaiserlautern, publicó una investigación desarrollada sobre una base de 4.121 empresas sobre el Impacto de la Industria 4.0 sobre el rendimiento en la Innovación: resultados de las empresas de manufactura y servicios alemanas.

La investigación evidencia que la introducción del paradigma Industria 4.0 ha generado un efecto muy marginal en la innovación en la oferta de valor del sector de la manufactura en Alemania mientras que, en sentido opuesto, el sector de los servicios ha generado innovaciones de carácter significativo en su oferta de valor, que a posteriori ha generado un incremento significativo de ventas para las empresas del sector.

El informe de Acatech aporta una breve reseña del perfil de Euskadi en el ámbito de la Industria 4.0. Así, Acatech, si bien reconoce la potencia industrial vasca, su capacidad tecnológica y competencia profesional, reseña como debilidades más destacadas su aproximación a la Industria 4.0 desde una orientación altamente tecnocéntrica y su obsesión por la generación de ventajas competitivas mediante la aplicación de la tecnología, al tiempo que destaca que su debilidad básica radica en las limitadas capacidades para la innovación en modelos de negocio y los servicios.

Interpretando el diagnóstico de Acatech, cabría afirmar que la estrategia vasca para la Industria 4.0, en escala reducida, presentaría algunas de las manifestaciones del “mal alemán”, que consistiría en abordar la construcción del nuevo paradigma tecnológico a partir de una perspectiva anticuada.

Y es que en Euskadi se tiende a traducir el concepto Industria 4.0 por Taller 4.0 y pretendemos resolver los problemas de competitividad incrementando la intensidad tecnológica aplicada a los procesos directos de fabricación (por ejemplo, estampación, mecanizado, montaje, etc.)

Y ello a pesar de que los análisis actualizados ponen de manifiesto que, a día de hoy, el trabajo directo de manufactura apenas representa el 50% del empleo total del sector industrial. Así, de los 17,2 millones de persona empleadas por la empresas industriales americanas, prácticamente 10 millones llevan a cabo tareas indirectas.

Quiere ello decir que si se focalizan las iniciativas de innovación tecnológica en los procesos productivos directos, sólo estaremos trabajando sobre una fracción del diferencial competitivo existente con relación a las empresas más avanzadas.

Para superar “la dependencia de la trayectoria” que provoca la denominación Industria 4.0, sería recomendable emplear el término de Transformación Digital para conceptualizar cómo las tecnologías digitales son susceptibles de ser empleadas para transformar las diversas dimensiones del modelo de negocio y la estructura empresarial.

En este contexto, la definición de la estrategia es el reto más relevante a la hora de abordar la incorporación del paradigma digital en las empresas. Estrategia entendida como el desarrollo de una visión para el desarrollo digital de la empresa, así como la comprensión de las implicaciones del paradigma digital en clave de negocio… con el propósito de anticipar la influencia de las tecnologías digitales en el sector de actividad de la empresa y evaluar su impacto en la viabilidad futura del negocio (en términos de oportunidades y amenazas) y, como consecuencia, desarrollar proactivamente una posición en el ámbito digital.

En caso contrario, la industria vasca es susceptible de repetir aquel pasaje histórico que relata la decadencia inexorable de los clippersa pesar del incremento de las innovaciones incorporadas en estas embarcaciones como respuesta a la aparición de los barcos a vapor. A la postre, la competición por el transporte marítimo transatlántico estaba perdida para la navegación a vela ante el cambio radical de paradigma que implicaba la tracción a vapor.

Director gerente de Isea S.Coop.