En el mundo bíblico, era Dios el que controlaba tanto destinos como hados, pero mientras los primeros estaban predeterminados y eran inalterables, los segundos incumbían única y exclusivamente a las decisiones humanas. Así pues, la expresión tan popular “que los hados te sean propicios” vinculaba a la esperanza en que las decisiones humanas tomadas pudieran llegar a buen puerto. No parece ser el caso de la tan debatida eliminación del cambio de hora, ya que la propuesta impulsada el año pasado por quien era presidente de la Comisión Europea y que tuvo 4,6 millones de respuestas -la mayor realizada nunca- terminó cayendo en saco roto. Porque de nada sirvió, ni que despertara un interés ciudadano sin precedentes para poder culminar con el cambio definitivamente en 2019, ni que la Cámara -a posteriori- decidiera aprobar el apoyo del ansiado fin del cambio de horario para el 2021. Y es que, como en otras muchas ocasiones, la ciudadanía europea se siente desalentada de quienes les representan, llegándoles a recordar aquella acida crítica del escritor, periodista y político Larra “vuelva usted mañana”, que se hizo tan famosa en el Madrid de 1833.
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