Esta capital está que lo tira. De superciudad a secas ha pasado a superciudad global por arte de birlibirloque y gracias a un nuevo reconocimiento institucional, el Global Green City Award, que ya decora la vitrina capitolina junto a otros merecimientos internacionales cosechados durante los últimos años y que han contribuido a crear, al menos en lo formal, un aura verde que acota la personalidad del municipio en un mundo cada vez más globalizado. No me extrañaría que a este ritmo en la recepción de honores, Vitoria decida cambiar sus apellidos de muy noble y muy leal por los de muy universal e inimitable en materia de sostenibilidad, ya que no hay, de momento, quien haga sombra al municipio en tales menesteres. Supongo que al final de lo que se trata es de apostar estratégicamente por lograr unos rasgos que sean reconocidos y reconocibles, y en eso Gasteiz sí que puede dar lecciones, ya que la mejora de los parámetros que dan fe de la calidad de vida de los ciudadanos, razón de ser formal de cualquier administración pública, se ha convertido en bandera de todo un territorio y en la mejor política de marketing a la que puede aspirar una institución municipal. Quizás, lo cortes no quita lo valiente, pero todo en su justa medida, por favor.