desde muchos puntos de vista, la Liga española de fútbol ha protagonizado varios ridículos de enormes proporciones, suficientes, en mi opinión, para confirmar que tanto Tebas como Rubiales no tienen ni capacitación ni categoría para dirigir dos instituciones de tamaña magnitud económica e influencia social como LaLiga y la Federación. Dos egos desmedidos que se enzarzan por cualquier tema, desde disputar partidos en otros países -ambos lo han propuesto, pero a la vez se vetan mutuamente- hasta los horarios de competición. Que el juez haya eliminado los lunes como día hábil de fútbol supone el triunfo de unos aficionados, entre ellos los del Alavés, que estaban hartos de supeditar su pasión por unos colores al mercantilismo de los dirigentes, por otra parte mentirosos. ¿O acaso las plataformas televisivas han rescindido los contratos por tener que renunciar a ese día concreto de retransmisión? ¡Qué va! Ese dogma tan extendido de que al comprador hay que darle todo lo que pide no hace sino acabar por prostituir el producto hasta tal punto que finalmente deja de ser interesante pagar por él. Y nos queda esa chapuza inmensa de extender el cierre del mercado hasta más allá de la tercera jornada de competición. ¿En qué cabeza cabe?
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