Hace ya unos cuantos veranos que en nuestro templo del cortado mañanero se nota que no tanta gente se va de vacaciones en agosto o por lo menos no todo el mes. A alguno que yo me sé, de hecho, le toca ahora soltarse el corsé de la rutina diaria. Aun así, son los viejillos los más habituales. Lejos quedan los tiempos en los que metían en un coche ínfimo a la familia para irse al pueblo. Ni la familia, ni el cuerpo, ni los ánimos, ni los pueblos están ya para eso, al parecer. Por lo menos estas semanas hemos estado liberados de sus nietos, un alivio para la mayoría, aunque ahora que septiembre asoma ya han empezado a contarse las penas que va a suponer la vuelta a la normalidad, empezando por los periodos de adaptación, los horarios de recogida del cole, las esperas mientras el niño está en la extraescolar... El oficio de niñero es muy jodido, máxime cuando no te pagan y encima te echan la bronca si al querubín le dices esto o lo otro. Nuestro querido escanciador de café y otras sustancias les ha propuesto fundar una cooperativa con sede social en el bar por aquello de que las reuniones de trabajo sean en un entorno propicio, aunque alguno de los viejillos sospecha que hay turbios intereses detrás. Aun así, le han puesto nombre: aititesaskatu.com.