c asi un mes tirados en el mar esperando que alguien les abra un puerto. Que si tenemos que ponernos de acuerdo, que si Malta, que si Lampedusa, que si vente para Algeciras, que te mando una fragata... Y al final ha tenido que ser un juez el que ponga algo de cordura entre tanto despropósito político y ha dictaminado lo obvio: que bajen a tierra y sean atendidos. Y punto. Bueno no, porque sigue la clase política metiendo la zarpa para elaborar un relato que justifique su pasmosa falta de valores. Que a Salvini le vale cualquier argumento para asaltar el poder en Italia, que a Vox no le importa nada exhibir un desprecio absoluto hacia las vidas de los pobres para consolidar el voto más facha, que si cómo se financian estos progres de mierda, que al PSOE le pilló esta movida de vacaciones y que, para disimular, trata de darle la vuelta a la historia hasta echarle la culpa de todos los males a la propia ONG que recogió a estas personas del mar. Nada nuevo. Bolsonaro también culpa a las ONG de los incendios en el Amazonas. La vicepresidenta Carmen Calvo, coronándose de gloria asegurando que los migrantes no han desembarcado antes porque Open Arms no ha querido y amenazando con una multa de 900.000 euros por rescatar sin permiso. O sea, lo correcto era haber dejado que se ahogaran.