Nunca he estado en Tournai, en Bélgica. Allí, se erigía un puente medieval, el Pont de Trous, cuya construcción databa de los siglos XIII-XIV. El puente sobrevivió a los últimos 700 años, incluso a los bombardeos y sabotajes de la II Guerra Mundial, pese a lo cual fue restaurado en 1948. Sobrevivió a todo, pero hay desastres que son imposibles de esquivar. En este caso, por ejemplo, el ministro de Obras Públicas de Valonia. Peligrosísimos los titulares de Obras Públicas o Urbanismo cuando manejan presupuestos con cierta alegría, deciden tener ideas y de paso venderlas al respetable. Los tres ojos del puente fueron demolidos el mes pasado para facilitar el paso por el río Escalda de cruceros y cargueros de 2.000 toneladas. Al parecer, esta obra forma parte del llamado gran canal Sena-Norte, que pretende unir el puerto galo de Le Havre con el Benelux, de manera que las embarcaciones podrán llegar desde el Escalda hasta el Sena y luego al mar. El ministro de Obras Públicas, cuya sensibilidad con el patrimonio, la cultura y la historia debe de ser la justa tirando a cero, aseguró que el puente se reconstruirá ensanchando el ojo central, conservando el espíritu medieval y utilizando las piedras originales. Las piedras caían a plomo durante la demolición con maquinaria pesada, pero qué más da.
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