Esta vez juntarnos será algo más tranquilo. Nadie trabaja. Supongo que quedaremos sobre la una por el Bode, que así los críos pueden estar de un lado al otro de la plaza con toda paz. Alguien que yo me sé llegará tarde, pero hay clásicos básicos que nunca deben fallar. Así que iremos juntando al personal antes de ir a comer. Menú de fiestas, otro clásico. Después, tras alguna copa, nos dividiremos. La mayoría buscará un sitio donde vivir el arranque de las fiestas con un poco de tranquilidad y sin que los txikis maten a nadie. Un servidor se irá a la Virgen Blanca, que a pesar de que la edad va avanzando, todavía es algo que me encanta. Cuando todo termine, habrá que elegir entre la Zapa o la Corre. Aunque llueva, el clásico no seas rata, que el agua está barata no puede faltar. De ahí a donde hayamos quedado, camino en el que mi mujer temerá que incremente mi colección de sombreros festivos. Y luego, a seguir hasta que el cuerpo de cada uno diga que nos estamos haciendo mayores, aunque seguro que alguien me recuerda una melopea celedonia que terminó conmigo diciéndole a toda Kutxi: no te olvides que hemos quedado a las once en el Farolón. No aparecí. Esto se trata de juntarnos, de ser felices, de dejar los problemas a un lado, de estar de fiestas, de sentirnos personas. Espero que para ustedes sea lo mismo.