La declaración institucional del lehendakari, Iñigo Urkullu, acompañado de su Gobierno, por la que Euskadi se suma a instituciones y administraciones de todo el mundo en la asunción de la emergencia climática, comprometiendo además políticas y presupuestos, es en realidad la representación de una responsabilidad adquirida. El impulso en 2015 de la Estrategia de Cambio Climático Klima 2050 para la reducción de emisiones, la preparación de la Ley de Cambio Climático, que aún cabe desarrollar, el Proyecto de Ley de Administración Ambiental de Euskadi, la aprobación de la Ley de Sostenibilidad Energética, el compromiso para que todas las políticas públicas se adopten con perspectiva del impacto climático, la participación de Euskadi en The Climate Group, el reconocimiento por la Unión Europea de nuestro país como ejemplo en la acción climática y por la ONU como modelo comprometido con su Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible... son consecuencias de ese compromiso. La reducción del 26% de emisiones respecto a 2005, dos tercios del 40% previsto para 2030, la aprobación el pasado año del Plan de Movilidad con el que ahora se pretende incidir en un transporte que en Euskadi causa el 28% de nuestras emisiones, la paulatina descarbonización de una industria en acelerada transformación, la iniciada transformación energética con una apuesta decidida por la energía solar y eólica, la nítida recuperación y el esfuerzo público en el cuidado de cauces y medios naturales... se constituyen ya en evidencias de ese compromiso. Y la pretensión de prolongar y profundizar en él hasta lograr en las próximas tres décadas una Euskadi neutra en carbono, por encima incluso de las exigencias de la ONU, que ayer institucionalizó el lehendakari no es sino la continuidad a futuro de esa apuesta de país, que exige colaborar y evitar interpretaciones partidistas. Se trata de hacer política del clima, no con el clima; política que afronte el enorme desafío de detener y, si es aún posible, recuperar el indiscutible deterioro del planeta; no de transformar en pretexto de oposición, mediante la esgrima con cifras, la necesaria denuncia de una situación que nadie ignora y nos compromete a todos en el diseño y ejecución de políticas fiscales, energéticas, industriales y de innovación que el Gobierno Vasco viene a asumir como propias por imprescindibles.
- Multimedia
- Servicios
- Participación