Pues in extremis y de aquella manera, los 28 lograron ponerse de acuerdo para definir la cúpula directiva de la UE. En primer término, queda claro que la fórmula de los spitzenkandidaten no cuaja, entre otras cosas porque a los gobiernos de los Estados eso de ceder decisión -aunque sea de manera parcial- al Parlamento Europeo no parece seducirles. En el apartado de los vencedores, por supuesto el Partido Popular Europeo, que por unas horas pareció verse apartado y que ha conseguido retener la presidencia de la Comisión y del BCE. Pero si ha habido un ganador ha sido Emmanuel Macron. Macron comenzó el esprint final de la negociación alineado en lo que se ha llamado “modelo Osaka”, junto a la canciller alemana, el primer ministro holandés y el presidente español en funciones, que planteaba al socialista Timmermans para presidir la Comisión. Pero la presión de los gobiernos del PPE y del Grupo de Visegrado embarrancó esta opción y Macron saltó del barco a tiempo y buscó una nueva vía con los populares, la de la ministra de Defensa alemana, cuya designación coloca en una difícil posición precisamente a Angela Merkel en a su Gobierno de grosse koalition. Y Macron acabó logrando su objetivo de eludir a los spitzenkandidaten y, de paso, situó a Francia al frente del BCE.