Respecto al plebiscito organizado por la oposición al Gobierno de Venezuela presidido por Nicolás Maduro y su resultado es preciso hacer al menos tres consideraciones. La primera, que incluso un gobierno calificado de “dictatorial” por el partido que sustenta el Ejecutivo de Mariano Rajoy y un régimen como el que fundamentó Hugo Chaves, que tildan de “tiránico” y del que cuestionan su actitud respecto a los derechos fundamentales, ha permitido la realización en toda Venezuela de una consulta política pese a que desde el punto de vista gubernamental -no así, según el Parlamento en el que la oposición es mayoría- excedía los principios constitucionales de Venezuela, lo que contrasta con el empecinamiento que los distintos poderes del Estado español demuestran en impedir el referéndum del 1 de octubre en Catalunya. En segundo lugar, que los resultados en realidad no suponen variación alguna respecto a la división social entre los partidarios del Gobierno de Maduro y los de la oposición de la Mesa de Unidad Democrática (MUD), toda vez que los votantes que participaron en la consulta son reflejo de la fuerza social que ha acreditado la oposición en las últimas convocatorias electorales. La más reciente de ellas dio lugar al actual Parlamento de mayoría opositora. En consecuencia, la consulta, no teniendo carácter oficial ni aplicación legal, ha acreditado la capacidad de mantener activa la movilización, aunque no hayan participado de ella las fuerzas que respaldan al régimen. Y en tercer lugar, que pese a esta circunstancia, que el 98% de los participantes -es decir, casi siete millones de votantes, la mitad del censo habitual venezolano- votara contra el proceso constituyente que pretende Maduro para modificar la Asamblea Nacional en su beneficio; que asimismo votaran pedir a las Fuerzas Armadas que obedezcan las decisiones de dicha asamblea, ahora dominada por la oposición; y que votaran en similar porcentaje la convocatoria de elecciones con la conformación de un gobierno de transición, exige de Nicolás Maduro y el régimen chavista no continuar con su pretensión constituyente y el fin de su discrecional accionar político que ha llevado a las protestas y disturbios con 91 fallecidos en las calles para buscar puntos de encuentro con la oposición y poner fin a la mantenida crisis política y social de Venezuela con unas nuevas elecciones.