La configuración del nuevo Gobierno francés, la heterogeneidad ideológica de los 22 miembros designados por el presidente Emmanuel Macron para acompañar al primer ministro, Édouard Philippe, conforma una alternativa, quizá la única, a las alternativas que la política francesa parecía ofrecer a la crisis de confianza en las dos formaciones que no solo han gobernado Francia durante la V República, es decir, 59 años, sino que han sido sobre las que ha pivotado toda la actividad política de la segunda potencia de la Unión Europea. Frente a los herederos del gaullismo en su recorrido del RPR a Les Républicains pasando por la UMP y los restos socialistas dejados por la presidencia de François Hollande y ante el crecimiento de los extremos -Le Pen por la derecha y Mélenchon por la izquierda- la amalgama de ministros liberales, centristas y socialistas conjuntada por Macron tiene, seguramente, la virtualidad política de la acumulación de fuerzas de cara a las legislativas del 11 y el 18 de junio, en las que precisa una mayoría suficiente que le permita legislar conforme al programa de reformas que presentó como candidato a la presidencia. Una acumulación de fuerzas, eso sí, a costa especialmente del 20% de apoyos que los republicanos de Fillon alcanzaron en la primera vuelta, toda vez que poco más puede restar Macron a un Partido Socialista reducido al 6% de los electores. De ahí la elección de Philippe como primer ministro y, especialmente, de Le Maire como ministro de Economía y de Darmanin -quien había sido señalado como nuevo enfant terrible de la derecha francesa- para la cartera de Cuentas Públicas. Los tres, procedentes (y expulsados ya) del partido de Sarkozy, deberán implementar las reformas económicas de un país que no crece suficiente (en torno al 1%), con un desempleo por encima del 10%, un déficit superior al 3% y una deuda que este año alcanzará el 97% del PIB. Y sus designaciones dan una idea bastante clara de las que serán las directrices económicas del Gobierno Macron... y de dónde buscará el apoyo necesario para las mismas en la Asamblea Nacional de no lograr el suficiente en las elecciones. Otra cosa será que, si esto sucede, esa inclinación hacia la derecha no descomponga el consejo de ministros, la alternativa Macron deje de serlo a medio plazo y lleve de nuevo a resurgir a las que, de momento, parece contener.
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