Barrio de Coronación. La carnicería habitual. Se avecina discusión sobre dos tipos de caracoles ya limpitos, cociditos y preparados para la salsa elegida. ¿El problema? Los ecológicos son más caros y la buena señora que pregunta no entiende dos cosas. La primera, qué diferencia a un caracol ecológico de uno que no lo es. ¿Es que acaso lo sacan de una cadena de montaje a lo Mercedes? Reconozco que la pregunta me deja roto. La segunda, si la gracia la pone ella con el condimento, qué lleva a unos caracoles a ser más caros que los otros si al final están cocidos de la misma manera, lo cual certifica leyendo la etiqueta pertinente. Pues querido lector, la cosa -que así contada puede sonar a tontería- nos dio para un rato largo de debate, repaso a la industria agroalimentaria alavesa y a las tradiciones relacionadas con el santo meón y la Estíbaliz olvidada por tantos incluidos. En todo caso, sea usted más de caracol ecológico o del que no lo es, le vayan los perretxikos o no, esté dispuesto a dejarse la herencia de la abuela por un talo en Armentia y en el santuario o no, recuerde que la cuestión es, dicen, celebrar que somos alaveses. Y eso se hace, sobre todo, conociendo y dando a conocer nuestro territorio, no condimentando un plato una vez al año.
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