En Garoña están construyendo un almacén (cementerio) para contener residuos radiactivos. Si el “Almacén Temporal Centralizado” previsto en Villar de Cañas (Cuenca) no se construyera, por las dificultades administrativas de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, PSOE, que lo rechaza vehementemente (aunque el Ayuntamiento de Villar de Cañas, PP, sí lo quiere debido a las “ventajas” fiscales y de localización industrial del Gobierno central) el cementerio nuclear “individualizado” en Garoña, pasaría a ser cementerio suplente, lo mismo que los demás almacenes individualizados de España, con lo cual vascos (y burgaleses) salimos de Guatemala para entrar en Guatepeor, en el asunto nuclear. Aunque hasta la fecha no ha ocurrido ninguna catástrofe en el mundo en ningún cementerio, los residuos radiactivos quedan al albur del futuro, desde sabotajes y atentados hasta cualquier otra contingencia. El quid nocivo de la energía nuclear son los residuos radiactivos. El Plutonio 239, que no existe en la naturaleza, tiene un periodo radiactivo de 24.390 años, con lo cual solo al cabo de veinte periodos de desintegración (488.000 años) se puede decir que es inofensivo para el medio ambiente. Según los doctores Tamplin A. R. y Cochran T. B. la inhalación de una cantidad equivalente a una millonésima de gramo tiene una incidencia en la generación de cáncer de pulmón del 100% (”Radiation Standards for Hot Particles”, Washington D. C. Natural Resources Defense Council, NRDC, 1974). Hay en la planta de Sellafield, antes Windscale (en Inglaterra) 600 kilogramos de plutonio originados en Garoña que volverían al cementerio de residuos radiactivos que se está construyendo en Garoña. Más los kilos de plutonio que hay en la piscina del edificio de contención del reactor de Garoña, que irían igualmente a este cementerio, ahora en construcción, si el edificio de contención del reactor de Garoña empieza a desmantelarse. Lo dicho, salir de Guatemala para entrar en Guatepeor, o de Málaga a Malagón, en el asunto nuclear.
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