María Jesús, te cuento. La noticia de tu muerte corrió de boca en boca en los vitorianos como si de un terremoto de pequeña intensidad se hubiera dado en tu Vitoria natal. Cual si las lámparas y armarios se hubieran movido por el temblor, y el agua se llevara algunos coches, los vitorianos en general nos sobre saltamos y entristecimos. En el Ayuntamiento, la Diputación, en el Colegio del Sagrado Corazón, el Instituto Ramiro de Maeztu, Zaramaga, trabajadores sociales, necesitados, Cáritas, ancianos, enfermos, Patronato por la Mujer, Gao-Lacho Drom, Centros Cívicos y de Mayores, todo fue un clamor de lamentaciones.

Te cuento María Jesús, la misa en tu recuerdo y agradecimiento “por los servicios prestados”, fue un acto muy emotivo. La Iglesia de San Miguel estuvo abarrotada. Fui media hora antes y justo pude sentarme. ¡Para qué decirte, si lo estarías viendo!

Teniente de alcalde, también se ha comentado mucho tu matrimonio político con el alcalde José Ángel Cuerda. Que fuiste pionera en los Servicios Sociales, la primera mujer vicealcaldesa y primera Diputada foral, que ostentaste la cartera de Bienestar Social y que por donde pasaste, Zaramaga, Cáritas, patronatos o centros sociales, dejaste una huella a imitarr.

María Jesús, te convertiste en referencia a seguir. Dejas un gran vacío pero te fuiste a disfrutar con tus aitas y Javier el aita de tus hijos. Miraste a los ojos, sonreíste. ¡Suerte haberte conocido y tratado! Sigue entre nosotros. Ayúdanos. Ayuda a tus hijos, a tu hijo alcalde. Sigue sembrando sonrisas de amistad, sigue volcada en tu y nuestra ciudad, sigue guiando nuestros devanéos, porque “no es más que un hasta luego, no es más que un breve A Dios” Porque pronto en Olárizu, San Prudencio, la Blanca, la Florida o en el firmamento cielo, gozaremos con el Aita Dios. Agur y gracias M. Jesús.