Me suele gustar echar un vistacillo a la encuesta entre chavales que por estas fechas suele publicar Adecco bajo el título Qué quieres ser de mayor. Mi interés nada tiene que ver con la demoscopia, sino más bien con buscar algún argumento que, aunque sea por un rato, me reconcilie con el ser humano. Y todos fuimos niños alguna vez. El sondeo pregunta también por la formación de Gobierno. Hace unas semanas habría apostado por que esta vez sí esquivábamos la moviola electoral. Ahora mismo, me invade la sensación de que haremos bueno aquello de que no hay dos sin tres, batamos nuestra plusmarca de elecciones en un año. No sé si en un ejercicio de sentido común o de absoluta inocencia, parece que el 24,3% -opción mayoritaria- de los chavales elige a un político como su favorito para presidir el Gobierno. La segunda opción (19,5%) son músicos y la tercera (12,2%), deportistas. Hay un par de chavales creativos, quizá deberían tomar nota los partidos para buscar alternativas para desbloquear la investidura: un niño de cuatro años elegiría como presidente “al primero que salga en la tele cuando la encienda”. No hay riesgo de votos fantasma. Una niña de cinco años plantea una presidencia rotatoria entre Anna (Frozen) y Aurora (La Bella Durmiente). Continuará.