La presencia de los líderes de los partidos con representación esta legislatura en el Parlamento Vasco -Andoni Ortuzar (PNV), Asier Harraiz (EH Bildu), Idoia Mendia (PSE), Borja Sémper (PP) y Gorka Maneiro (UPyD)- en la jornada organizada por Eusko Ikaskuntza sobre el futuro del autogobierno vasco, así como el análisis de la inserción del mismo en la realidad europea y de los modelos empleados en otros países, permite aseverar que ese debate, pese a remontarse en la historia, apenas ha iniciado su recorrido en Euskadi. Aunque otros problemas, tal vez por actuales más acuciantes para la mayoría social ya que afectan a su estabilidad económica y su bienestar, hayan sometido en los últimos meses a cierta sordina a la cuestión del autogobierno -lo que se habría visto reflejado en los estudios de opinión-, esta sigue estando tanto o más vigente porque, entre otras razones, atañe precisamente de modo directo a la gestión exitosa de esas prioridades socioeconómicas que plasma la mayoría de la sociedad vasca. Por ello, que dos años después del inicio, en marzo de 2014, de la Ponencia de Autogobierno del Parlamento Vasco, con 28 ponentes en dieciséis sesiones, no haya habido mayor concreción al respecto sólo puede achacarse a la falta de voluntad para abordarla en quienes a lo largo del asentamiento del autogobierno vasco durante más de tres décadas lo han entendido como una reivindicación tan ajena como innecesaria, cuando no contraria a principios ideológicos sujetos a la idea de una malentendida unidad del Estado. Sin embargo, no afrontar esa cuestión, como pretende un PP cómodo en el incumplimiento y depreciación continuada del marco surgido del acuerdo estatutario, o posponer sine die el debate político sobre el alcance de nuestro autogobierno a so capa de la espera a otro debate, este respecto al modelo de Estado, pendiente desde siempre, como defiende el PSE, únicamente servirá para enconar y prolongar el problema irresuelto de la relación entre Euskadi y el Estado, lo que, sin necesidad de haber comprobado lo sucedido en Catalunya, llevará indefectiblemente a reclamaciones desde la unitaleralidad. Que los partidos de ámbito estatal -también los que en esta legislatura no tienen representación en la Cámara vasca- ignoren el problema no hará que este desaparezca sino que, muy al contrario, lo exacerbará.