No es la primera vez que trato en estas líneas el embaldosado de la ciudad. Les narré hace un tiempo los diferentes modelos que podía observar caminando desde la estación de autobuses hasta la redacción de este diario, y creo recordar que conté hasta ocho, muchas baldosas se mire como se mire. El caso, que durante estos días andan trabajando por Lakua las Brigadas de Acción Inmediata, las Bai, sí, redundantemente. En el laberinto de la plaza Ignacio Aldecoa han estados sustituyendo las baldosas del rebaje de la acera, aunque en realidad han cambiado muchas más, las rotas, claro está. ¿Y por qué se rompen tanto? Porque por ellas no transitan solamente peatones, sino coches, furgonetas y hasta camiones, ya que por la zona hay un supermercado de barrio. Ocurre lo mismo en las calles cercanas a la estación de autobuses, muchas de ellas peatonales, con acceso a garajes, siempre alfombradas con... baldosas. Un coche entra, un coche sale, otro coche aparca sin reparo alguno, entra un camión a descargar mercancía para el bar: muchos vehículos sobre muchas baldosas que acaban rompiéndose. El suelo, suelo es: no tiene que ser bonito. Las baldosas cuestan dinero, sobre todo si se trata de muchas baldosas. ¿No podrían optar por algo más duradero? Lo digo por ahorrar.