el cuadro multicolor con el que DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA ilustra su portada de hoy pretende ser indicativo del complejo mapa político que dibujaron anoche los resultados del 20-D. Esta complejidad se manifestó en muy distintos ámbitos, desde la imposible conformación de mayorías de gobierno a dos bandas en el nuevo Congreso de los Diputados -ni el PP suma con Ciudadanos, ni tampoco el PSOE con Podemos-, hasta el campanazo que el partido de Pablo Iglesias dio en Álava, pasando por el voto sensiblemente diferente en Euskadi, donde el PNV confirmó su hegemonía y EH Bildu perdió casi el 40% de sus votos, viéndose descabalgado por la formación morada.
no se sabe quién será presidente Las elecciones de ayer no sólo confirman la quiebra del viejo esquema del bipartidismo -algo esperado, pero no por ello menos significativo- y otorgaron victorias de diferente signo al PP, PNV y Podemos en el Estado, Euskadi y Álava, respectivamente, sino que además el nuevo reparto complica enormemente las mayorías de gobierno y abre la puerta a fórmulas políticas novedosas, pues hoy no se puede saber a ciencia cierta quién será el inquilino de La Moncloa. Y es que los bloques de PP-Ciudadanos y PSOE-Podemos se quedan equiparados en un empate técnico que no rompe la balanza. Los partidos emergentes, pero también las minorías vasca y catalana, tienen en este sentido muchas cartas sobre sus mesas.
amarga victoria del pp Tanto el PNV como Podemos tenían anoche sobrados motivos para brindar por sus respectivas victorias en Euskadi, Álava y Catalunya. No así el PP, cuya victoria como fuerza más votada en el Estado resultó amarga tras haberse dejado en el camino cuatro millones de votos -más de un tercio de su electorado- y perder más de 60 diputados. Además, las políticas del Gobierno de Mariano Rajoy recibieron un severo castigo en Euskadi y Catalunya, donde los populares se quedaron en ambos casos en un exiguo 11%, lo que les relegó a una posición residual. Pero la principal derrota del PP fue que vio esfumada la posibilidad de alcanzar una mayoría de gobierno estable con Ciudadanos. Porque esta era precisamente una de las principales incógnitas de esta cita electoral, si la irrupción del partido de Albert Rivera iba a poder servirle al PP de muleta para garantizar la investidura de Rajoy y apuntalar un gobierno con mayoría absoluta. Pero al PP no le va a servir este comodín y el nuevo mapa parlamentario abre muchas opciones de juego político.
el espejo alavés Una de las sorpresas de la noche fue, efectivamente, la victoria de Podemos en Araba. Si en las elecciones generales los alaveses han votado históricamente al partido hegemónico en Madrid -ya fuera PP o PSOE- y las diferencias entre las principales fuerzas políticas eran mínimas, el 20-D ha roto ambas tendencias. El partido de Iglesias ganó con una cota histórica de casi 50.000 votos y diez puntos por encima del PP y PNV -segunda y tercera fuerza- mientras que el PSE aguantó el tirón y fue Bildu -la gran damnificada por la ola morada- la que se quedó finalmente sin representación. Pero la coalición soberanista no sólo perdió ayer su diputado por Álava, sino también su papel en la política vasca como alternativa al PNV. Bastaría extrapolar los resultados de anoche a unas elecciones al Parlamento Vasco para ver que la posición de Podemos en Álava podría trastocar la política vasca.