aver, rebobinemos. ¿Para qué sirve un político, cuál es su función? Pues básicamente arreglar los problemas de los ciudadanos que lo han elegido. No creo que nadie vote a otro para que lo esquilme, para que se aproveche de su posición, para que robe o para que sirva a otros intereses distintos a los de aquellos que depositan sus papeletas en las urnas. Vale, no seamos ingenuos, que tampoco nadie, o casi nadie, se mete a político como si fuera Santa Teresa de Jesús y darse a los demás aún a costa de sí mismo. Pero una cosa es comprender eso y otra bien distinta asumir que los gobernantes están libres de compromiso una vez que toman posesión de sus cargos. De eso nada, y ya va siendo hora de que lo entiendan y lo exijamos. Su principal función es administrar nuestro dinero, nuestro trabajo, y redistribuirlo para que nos vaya lo mejor posible, a nosotros y a los que no piensan como nosotros. Incluso a los que no les va tan bien como a nosotros y malviven golpeados por su mala suerte, su propia incapacidad o por lo que sea. Y, claro, como estamos en democracia, pues tras unas elecciones hay políticos para todos los gustos. Y su obligación es ponerse de acuerdo, aunque sea en contra de sus convicciones. Así que hable, pacten y pónganse de acuerdo. Y, si no, váyanse y dejen paso a otros.