Las respuestas de los ciudadanos respecto a la situación económica que refleja el Barómetro de Marzo del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) suponen un contraste de realidad para quienes un día antes alzaron los datos del paro registrado (60.214 parados menos) como símbolo inequívoco de bonanza en el Estado e incluso llegaron a esgrimir una ventajista comparación con el leve aumento (510 parados más que en febrero) que el desempleo registró en Euskadi. Si, según el CIS, nada menos que el 74% de la población considera la situación económica mala o muy mala, un 80% la considera igual o peor a la de hace un año y sólo un 29% cree que pueda mejorar en los próximos doce meses; se puede hablar de recuperación si acaso con una prudencia exacerbada y no ignorante del periodo preelectoral en el que nos encontramos. Pero también la explicación de los diferentes registros del desempleo entre Euskadi y el Estado necesita un análisis sosegado que englobe sus diferencias productivas y la incidencia de estas en las contrataciones estacionales... y la estabilidad laboral. De hecho, el histórico descenso del paro en el Estado el pasado mes de marzo se produce en pleno apogeo de las contrataciones para Semana Santa en el sector turístico, que supone un 11,7% del Producto Interior Bruto español con un crecimiento del 0,9% en los últimos meses. Por contra, el turismo en Euskadi, pese a su creciente incidencia en la economía, aún no alcanza el 6% del PIB. Y algo similar se puede decir del otro pilar del empleo en el Estado español, la construcción -también en un inicio de reactivación-, que supone nada menos que el 13% del PIB estatal frente a un índice vasco de en torno al 10%, más cercano a la media de la Unión Europea (6,4%). Todo ello se suma a una anómala coincidencia de nuevas interinidades en servicios públicos como Educación y Sanidad (más de una quinta parte de las nuevas contrataciones de marzo) para ofrecer ese dato positivo del paro en el Estado. Otra cosa será que se consolide y la comparación se sostenga en el tiempo. No en vano, el peso de la industria, el sector de empleo de más calidad y más estable, en el PIB español es de apenas el 13%, muy por debajo de la media europea (20%) mientras en Euskadi supera el 21% y ya se ha puesto en marcha el plan Industria 4.0 para tratar de elevarlo el 25%. Otro contraste.