Ha llegado el momento de repetir la petición que todos los años de elecciones expongo en estas líneas: deberíamos dejar de informar de los actos electorales de los partidos políticos. De todos. Sin excepción. Vaya prisas, dirán algunos, que aún no ha empezado la campaña. Se equivocan esos algunos, lleva ya tiempo torturando nuestras neuronas, ya sea en forma de mitin camuflado de presentación de candidatos o de apertura de una casa más del partido en cuestión, ya desplegando en papel cuché las promesas que nunca cumplirán, soslayando que alguna de esas promesas más bien parece una amenaza y mejor que no se cumpla. Todo esto me resulta grotesco y ridículo. Basta con ver al alcalde de Gasteiz protegido por un corazoncito que contiene la bandera de la ciudad con un lindo resplandor, como si no se tratara del candidato del PP, repito, del Partido Popular, de la derecha, en fin. O a su gemelo en la Diputación, sometido a un lema infantil donde los haya: una subida salarial mediante la bajada de impuestos. O a otros inaugurando sedes con innecesario atrezo y aún más innecesario mitin. O a aquellos participando en mesas participativas llenas de participación. Que callen ya hasta que lleguen las dos semanas de campaña de verdad. Aburridos que son.