parecería que Rajoy quería hacerle un Gallardón, o un Mayor Oreja o un Rato, a la Aguirre. O sea, pegarle una patada p’arriba para, una vez en lo alto, dejarla caer sin opción alguna de supervivencia. Pero buena es la lideresa. Esperanza se llama y ha sobrevivido sin apenas aspavientos tanto a accidentes de helicóptero -con el propio Rajoy como compañero de vuelo- como a tiroteos terroristas en Bombay. Allí murieron casi un centenar de personas y se produjeron cerca de mil heridos pero la imagen que nos queda es la de la Aguirre dando una rueda de prensa en calcetines de lana. También es la mujer que salió ilesa de un accidente de tráfico en Gijón y la que escapó vivaracha e impoluta de los policías que pretendían multarla en su Madrid. “Yo destapé la trama Gürtel”, proclamó imperturbable mientras iban cayendo a su alrededor todos los colaboradores a los que ella misma había repartido cargos. ¿Llevan la cuenta? Pues son solo cinco vidas gastadas y ya se sabe que las gatas tienen siete. La sexta ha sido este intento de quitarle el control del partido en Madrid a cambio de su candidatura a la alcaldía. “Yo no soy un monigote, que busquen a otra”, ha amenazado. Y, claro, Rajoy ha claudicado. A Esperanza aún le queda una vida en la recámara...
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