Otro tanto suele ocurrir con la democracia interna de los partidos. Los dirigentes apelan al respeto a los procedimientos internos de los estatutos del partido cuando vencen en los pulsos internos, pero denuncian las cacicadas de los aparatos cuando son perdedores.

Algo así estamos viendo estos días en las filas del PSOE, desde la fulminante liquidación de la Federación de Madrid hasta el descabezamiento de la candidata al Ayuntamiento de Vitoria. Los sectores críticos o los perdedores en estas lides del socialismo alavés -algo pasa en todas las casas- hablan ahora de la imposición del aparato, pero también pedían respeto a los estatutos cuando el aparato eran ellos.

Es una pena que los socialistas españoles, vascos o alaveses dediquen más esfuerzos a hacerse con el control del partido o a cortar las alas a los adversarios internos -normalmente renovadores- que a construir una alternativa de izquierda creíble y viable.