Y si tuviésemos conciencia de estos beneficios -individuales y sociales- aprovecharíamos la motivación e ilusión que genera esta actividad y no pondríamos en duda que al frente de este potencial humano deben estar unos buenos formadores o entrenadores.

El deporte colectivo está íntimamente relacionado con la convivencia en situaciones de tensión o estrés competitivo, donde afloran lo mejor y las bajas miserias colectivas, tanto entre los chavales como en su entorno. Este proceso natural del juego lo deben encauzar formadores o entrenadores cualificados, como en cualquier asignatura académica.

Habrá que ayudar, potenciar, subvencionar o lo que haga falta a los clubes para que todos los jóvenes tengan un educador, formador, entrenador o monitor cualificado tanto en lo deportivo como en lo pedagógico.