Desde que el invierno ha empezado a pegar con fuerza, la lista de muertos por incendios o inhalaciones de gas o monóxido de carbono en los hogares ha crecido en España de una manera considerable. ¿Causa? Lo que se ha venido en llamar pobreza energética o, lo que es lo mismo, que como uno no tiene para pagar unos sistemas de calefacción en unas condiciones mínimas, tira de lo que puede y, claro, eso no siempre es buena idea. Pero por estas personas que se han quemado o se han ahogado no hay manifestaciones con el presidente del Gobierno -mola más ir a París- ni titulares en los medios de comunicación. Importa si Susana Díaz va a adelantar las elecciones en Andalucía, si Artur Mas y Oriol Junqueras se soportan en la intimidad o si Pedro Sánchez se mete con Pablo Iglesias y si éste tiene alguna gracia a la hora de hacer chistes chorras en los mítines. Los políticos con cosas de políticos. No aprenden. Por desgracia, parece que los nuevos tampoco. El número de muertos que de manera directa o indirecta se puede atribuir a la crisis económica -suicidios incluidos- no es ninguna tontería. Consecuencias palpables que nadie quiere ni ver ni contar. No sea que en una de estas, la ciudadanía se ponga a pensar por sí misma. Es mejor ver GH Vip.
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