vitoria tiene un sugerente debate acerca de qué queremos hacer con esta ciudad en las próximas décadas. Sobre los proyectos de regeneración urbana en el centro, si los hubiere. Sobre un plan de movilidad que implique otra forma de relacionarnos con y en las calles. Sobre la recuperación de las plazas públicas como espacios de convivencia vecinal. Sobre la vida alternativa que se articula en los barrios nuevos. Sobre las prioridades en las dotaciones de servicios en un escenario de recursos económicos escasos. O sobre las políticas de cohesión social en una ciudad plural y diversa. Vamos, un debate que señala a la luna. “Pamplinas”, pensará más de uno. Y es que el debate local de verdadero calado que se ha producido esta semana intramuros del Consistorio y en los bares ha girado en torno a la puñetera tortilla de patata. Que si batió no sé qué récord o no, que si la culpa no es mía, que si yo ya lo avisé, que si la tortilla estaba hecha a cachos... Y todos tomándose en serio la gracieta del Senén González que empezó siendo una broma veraniega -aunque con 45.000 euros de business- y que ha terminado proyectando marca de ciudad por todos los medios... en medio de un indisimulado descojono general. La próxima, casi mejor que les damos la pasta directamente a los de Korrontxo.
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