la constatación de la titular vasca de Seguridad, Estefanía Beltrán de Heredia, del ingente número de controles desplegados durante este año por las Fuerzas de Seguridad del Estado en la Comunidad Autónoma Vasca viene a corroborar la exigencia realizada por la propia consejera el pasado mes de febrero en la Junta de Seguridad paritaria encargada de coordinar la presencia y actuación de los diferentes cuerpos policiales. Ya entonces, Beltrán de Heredia planteó la necesidad de adecuar el número de efectivos de las FSE en Euskadi a las necesidades reales de seguridad y a la legalidad vigente estipulada en el artículo 17 del Estatuto de Gernika, que limita sus funciones a los “servicios policiales de carácter extracomunitario”. Y es que si la desorbitada presencia de efectivos -con aproximadamente 2.600 guardias civiles y 1.300 agentes de la Policía Nacional en Euskadi hasta este año- se razonaba, según el Ministerio del Interior, en las necesidades de la actividad antiterrorista, hoy, tras tres años de inactividad de ETA, esa explicación carece de base, dado que los propios informes del Ministerio que dirige Jorge Fernández Díaz dan por imposible el regreso de la violencia. Sin embargo, pese a ello, los 2.750 controles que la Guardia Civil lleva realizados este año en la CAV contrastan exageradamente con los llevados a cabo por la Ertzaintza, pese a que la Policía vasca posee muchísimas más atribuciones en las labores de seguridad en Euskadi. Tanto es así que esa actividad de la Guardia Civil se debería corresponder, en virtud del número de habitantes, con 58.885 controles en el Estado y con 191.840 dispositivos en virtud de la extensión geográfica, cifras inalcanzables para una plantilla de 84.000 efectivos de los que sólo el 60% se dedican a tareas operativas . Por poner un contraste, las campañas de tráfico de la DGT desarrolladas por la Guardia Civil únicamente alcanzan a realizar 10.000 dispositivos anuales en todo el Estado para el control del consumo de droga en los conductores. Dicho esto, esa extensísima actividad de las FSE en Euskadi, innecesaria e injustificada la mayoría de las veces, además de molesta para la normal actividad diaria de los ciudadanos en muchos casos, únicamente puede tener el fin de la propia justificación de su presencia con atribuciones que exceden las que marca la ley y, por tanto, exige su corrección inmediata.