era algo que estaba más o menos previsto, pero no por ello deja de tener una altísima importancia en el complicado panorama económico actual: Kutxabank vuelve a ser la entidad financiera más solvente del Estado español. Los resultados hechos públicos ayer de los denominados test de estrés -las exigentes pruebas a las que el Banco Central Europeo y la Autoridad Bancaria Europea han sometido a todos los bancos europeos- confirman que la entidad fruto de la unión de las antiguas cajas vascas tiene una solidez muy por encima de lo exigible y una enorme capacidad de enfrentarse a un hipotético escenario de condiciones económicas y sociales muy negativas. No hay que olvidar que los test de estrés tratan de medir la capacidad real de las entidades financieras europeas para soportar a corto plazo y sin excesivos problemas dos escenarios económicos: el más previsible según datos reales y el más adverso, aunque improbable, pero útil para conocer su capacidad de reacción. En ambos casos, Kutxabank lidera el ránking de los bancos más solventes, llegando a duplicar el ratio de capital exigido para la situación más severa. Las pruebas realizadas indican un buen nivel del sistema financiero español, que ha sido sometido a una reforma integral tras el desastre de gestión llevado a cabo en los últimos años y que llevó a una intervención de la UE y a una más que cuestionable inyección de miles de millones de euros de capital público para salvar algunas entidades. En todo caso, los resultados son altamente positivos para Kutxabank y vienen a avalar tanto la labor y trayectoria anterior de las cajas vascas que lo conforman, como el modelo elegido tras la fusión de gestión profesional con profunda vocación social. No hay duda de que ese modelo que aúna la gobernanza de la entidad financiera con criterios profesionales -alejados, por tanto, de los ejemplos cercanos a nuestro entorno de administración puramente política que ha propiciado la mala gestión, la corrupción e incluso la quiebra- con una proyección social que es santo y seña de las cajas vascas es la clave del éxito de Kutxabank. El banco vasco ha sabido adaptarse a los tiempos y, pese a las críticas y a la oposición de un sector social y político muy concreto, es, a la vista de resultados contantes y sonantes, un ejemplo de solvencia y buen hacer en Europa.