“Bienvenid@s al Tribunal Vasco de Cuentas Públicas / Herri-Kontuen Euskal Epaitegia. El Tribunal Vasco de Cuentas Públicas/Herri-Kontuen Euskal Epaitegia, creado el 5 de febrero de 1988 por Ley del Parlamento Vasco, es el órgano encargado de fiscalizar la gestión económica y financiera del sector público de la Comunidad Autónoma de Euskadi, así como de aquellas personas físicas o jurídicas que reciben fondos públicos (...) Dependiente directamente del Parlamento Vasco, que lo nombra y ante quién debe rendir cuentas, actúa, sin embargo, con independencia incluso del propio Parlamento. Esta dependencia del Parlamento y al mismo tiempo su independencia de actuación, es la que se quiere mostrar en el logotipo (...) una de las características fundamentales de un órgano fiscalizador: LA INDEPENDENCIA”. Estas son frases extraídas de la ciberpágina del dichoso tribunal, enfangado en trifulca política estos días. Ya huele fatal eso de las mayúsculas de independencia; perdón: INDEPENDENCIA. Y sí, no han leído mal, es un órgano cuyos miembros son elegidos por los partidos que están en el Parlamento para fiscalizar la gestión económica de las instituciones que gobiernan esos mismos partidos. Rarillo, ¿no? ¿Por eso se lían tanto con la dependencia y la independencia?