De lunes y sin fuerzas para atacar el mando a distancia, decido quedarme con lo puesto: Tengo ganas de ti. El título de la peli es sugerente y Mario Casas llena pantalla, para qué negarlo. La trama, de cuento. "Chico vuelve a casa tras pasar una larga temporada en Londres, alejado del recuerdo imborrable de aquel amor. Regresa e intenta reconstruir su vida cuando otra chica se cruza en su camino. Sin embargo, anhela estar con su primer amor, ella también, están enamorados -o eso creen-. El encuentro es inevitable, quizá aún sea posible revivir aquella magia, y se enrollan, pero ya no es lo mismo. Es pasado. Así que, una vez curados, avanzan sus vidas al presente. Y colorín colorado... comen perdices". Antes de dar el paso han tenido que tropezar y caer para volver a andar, como poetizó Bécquer: "Levántate si te caes/y antes de volver a andar/mira dónde te has caído/y pon allí la señal". En la gran pantalla todo es posible, como en los cuentos. A este lado, lo habitual es trastabillar dos veces. "Podemos", clama ahora Pablo Iglesias. "Yes, we can", gritó antes Obama. Claro, que esto no es Hollywood, no hay the end ni palomitas. Aquí, dejamos que nos cuenten cuentos en los que reinan príncipes y princesas. Lo de las perdices está por ver.