hubo un tiempo en que el mercado de la plaza de las Burullerías representaba la modernidad en la vieja Gasteiz. Y el mural -ubicado en esta plaza del Casco Viejo bajo el título Al hilo del tiempo- que preside hoy la página 2 de DNA en su particular calendario de este primero de mayo quiere estar precisamente dedicado a la memoria de estos mercaderes. Durante la Edad Media, en las Burullerías se daban cita los mejores tejedores de hilo y tratantes de telas y paños. Frente al fundamentalismo de la mística, de la verdad revelada o del honor de grandes épicas militares que encarnaban los altos estamentos de la época, los mercaderes de esta plaza representaban los valores del intercambio, del mestizaje, del burgo pagano o de la negociación y el pacto en una ciudad que empezaba a bullir buscando su renacimiento extramuros. Y en el caso del oficio de los burulleros, en lugar de comerciar con materias primas o con humo, lo hacían con el arte de los telares manufacturados, que requería grandes dosis de laboriosidad y esfuerzo, además de muy buen gusto. Y por eso, frente a los sacerdotes y soldados del establishment estamental del momento, hemos querido rendir homenaje a estos hilanderos de las Burullerías bajo el lema de somos esfuerzo.