El colectivo de notarios y registradores también ha sido víctimas de la crisis al socaire de la caída del ladrillo, pero eso no quiere decir ni mucho menos que estén en apuros, que tengan que ponerse a la cola del paro, frecuentar comedores sociales, sufrir EREs traumáticos o mendigar en los servicios sociales. Siguen siendo unas clases privilegiadas y a lo sumo se han apretado un poco el cinturón o han tenido que reducir algo plantillas.

Pero claro, para eso están el Gobierno, especialmente su presidente Mariano Rajoy, que es del gremio; su ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón; parientes y amigos colegas de profesión a los que no se puede dejar en la estacada. Para ello, crearon las tasas judiciales, con lo que muchos ciudadanos se ven privados de acudir a los tribunales para ejercitar sus derechos. Y aprovechando este abandono forzado de muchos, cuelan una serie de procedimientos en los despachos de sus familiares y amigos para que, con unos precios más reducidos, intenten que los ciudadanos aprovechen estas rebajas y den trabajo a sus colegas.