El miércoles pasado les hablaba en este mismo espacio de la eliminación de las efemérides y cuánto las echo de menos: conocimientos absurdos y divertidos. Si ellas, las efemérides, se habían marchado de esta página, su puesto lo ha ocupado ese pequeño hueco que informa sobre la más leído en la ciberpágina de este diario; lo más leído o lo más votado, siendo más concreto. Les confieso que no soy un lector de periódicos en internet, pero sí me veo obligado a navegar por ellos por cuestiones laborales, como pueden suponer. El caso es que no acabo de comprender eso de lo más leído. Supongo que la suma de lectores se realiza en función de las ocasiones en que alguien pincha una noticia, lo cual no parece que sea un buen método para obtener un resultado fiable. Para que lo fuera, habría que dar por sentado que quien pincha una información va a leérsela, y no creo que eso suceda en todas las ocasiones; de hecho, me atrevo a decir que en pocas la noticia se lee en su totalidad. Podría, por ejemplo, convencer a toda la cuadrilla del barrio para que enciendan el ordenador, entren en cualquier noticia del diario, la más necia, y pinchen en ella repetidas veces hasta alcanzar el primer puesto. Y más de lo mismo sobre lo más votado. Es la fiebre por contar, y no me refiero a narrar.
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