El Gobierno central va reconocer la nacionalidad española a los descendientes de los judíos expulsados de Vitoria, Toledo, Córdoba o tantos otros lugares en 1492.

Los hijos de Sefarad han guardado las llaves de sus casas como símbolo de la añoranza de un país que consideran el suyo, han transmitido el ladino generación tras generación y han permanecido unidos a España en su corazón durante cientos de años.

Con la ley, el Gobierno central logra subsanar un error que no sólo mutiló el corazón de centenares de miles de judíos, sino que también cercenó las posibilidades de España como nación. Conflictos territoriales aparte, la comunidad judía ha aportado prosperidad y enriquecimiento para las localidades allá donde se ha establecido.

NOTA: La fotografía incluida en la edición de ayer de Jorge Magán, presidente del COAVN, fue tomada en mayo de 2011.